Un vecino de Barcelona inventó el ibuprofeno, pero dos investigadores ingleses le robaron el mérito. Fue Antonio Ribera Blancafort quien hizo un descubrimiento revolucionario que cambiaría para siempre el panorama de la medicina. Su hallazgo se convertiría en uno de los analgésicos y antiinflamatorios más utilizados en el mundo. Este compuesto químico, derivado del ácido propiónico, ha aliviado el dolor de millones de personas y ha sido una pieza fundamental en el tratamiento de diversas condiciones médicas.
En la década de 1960, la investigación farmacéutica estaba en pleno auge, con científicos de todo el mundo buscando nuevos compuestos para aliviar el dolor y tratar enfermedades. La empresa británica Boots Pure Drug Company estaba inmersa en la búsqueda de alternativas más efectivas a los analgésicos existentes. Antonio Ribera Blancafort formaba parte del equipo junto a Stewart Adams y John Nicholson y que fueron estos últimos quienes se acabaron llevando el mérito de ser los inventores del ibuprofeno.
Blancafort, el inventor del ibuprofeno
En 1961, después de una serie de experimentos meticulosos, Blancafort descubrió la fórmula de este famoso medicamento. Este nuevo compuesto pertenecía a la clase de los antiinflamatorios no esteroides (AINE), una categoría que incluye medicamentos como la aspirina.
Tras la síntesis exitosa, comenzaron las pruebas clínicas para evaluar la seguridad y eficacia del ibuprofeno. Aunque enfrentaron desafíos y obstáculos durante el proceso, los resultados positivos llevaron a la aprobación del medicamento en el Reino Unido en 1966. Este fue un hito crucial que allanó el camino para la introducción del ibuprofeno en el mercado farmacéutico.
Un descubrimiento histórico en la medicina
Con el tiempo, el ibuprofeno ganó popularidad en todo el mundo. Se convirtió en un componente fundamental de la caja de medicamentos de muchas personas, utilizado para tratar una amplia gama de dolencias, desde dolores musculares y articulares hasta fiebre y dolores de cabeza.
El descubrimiento del ibuprofeno no solo transformó la forma en que abordamos el dolor y la inflamación, sino que también influyó en la investigación farmacéutica posterior. La síntesis y comercialización exitosas del ibuprofeno abrieron la puerta a la exploración de otros AINE y compuestos relacionados, contribuyendo así al desarrollo continuo de tratamientos más efectivos y seguros.