Viajar a la Edad Media sin salir de Barcelona es posible. La capital catalana invita a callejear tranquilamente con los más pequeños por el sub-barrio de la Ribera, una zona que fue el hogar de los artesanos medievales.

Animar a los niños a descubrir el nombre de las calles por las que pasan y jugar a adivinar quiénes vivían en cada una puede ser una opción ideal para pasar el fin de semana en la ciudad.

En el barrio, hay importantes calles como la dels Flassaders --tejedores de mantas de la época--, dels Assaonadors --trabajadores del cuero--, dels Corders --fabricantes de cuerdas-- o dels Mirallers --espejos--.

La Basílica de Santa María del Mar

Además, se pude visitar la espectacular basílica de Santa María del Mar, un tesoro lleno de detalles históricos. Uno de estos detalles, dos repujados en cobre en la puerta de la fachada principal, representa a dos figuras humanas cargando pesadas mercancías. Estas figuras son los 'bastaixos', los trabajadores que transportaban mercancías desde el mar hasta la ciudad, contribuyendo a la construcción de la basílica.

Estos hombres, que llevaban sobre sus espaldas todas las piedras utilizadas en la construcción, son un recordatorio de la dureza de la vida en la Barcelona Medieval.

El Born y la Ribera AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

Señales de tráfico medieval 

Además, es muy interesante descubrir las señales de tráfico de la época medieval de la zona. En muchos cruces, verán rótulos con la figura de un caballo y un hombre junto a las palabras “entrada” o “salida”. Estas eran las señales de tráfico medievales, indicando la dirección para los carruajes.

Estas señales se encuentran en diversos lugares, como la esquina de la calle Sombrerers y la placeta Montcada, o en la confluencia de la plaza del Rei y la Baixada de Santa Clara.

Marcas en las paredes

Un detalle curioso es el desgaste en las calles del roce de los carruajes que transitaban por estas estrechas vías hace siglos.

En lugares como la confluencia de las calles Santa Llúcia y Bisbe, encontrarán molduras que representan una cana, la unidad de medida medieval utilizada por los comerciantes. Estas marcas proporcionan una fascinante ventana al pasado de la ciudad.