Imagen de una plato de caracoles

Imagen de una plato de caracoles Pixaby

Vivir en Barcelona

Este es el mejor restaurante para comer caracoles en Barcelona: tiene más de 200 años de historia

Fundado en 1835, este establecimiento ha vivenciado múltiples acontecimientos locales e internacionales y ha alimentado a varias generaciones de comensales 

12 junio, 2024 19:02

El mejor restaurante para comer caracoles en Barcelona tiene más de 200 años de historia. Ubicado en el barrio Gòtic, en el distrito de Ciutat Vella, Los Caracoles es todo un referente en la preparación de este exquisito plato en la ciudad.

Fundado concretamente en 1835, este establecimiento ha vivenciado múltiples acontecimientos locales e internacionales. Pese a la dificultad, ha sabido mantenerse en pie y, a día de hoy, se puede decir que ha alimentado a varias generaciones de comensales. 

Un pilar en la cocina catalana

La especialidad de este restaurante, como su nombre indica, son los caracoles. Este manjar, que puede sonar extraño para algunos, es un pilar en la cocina tradicional catalana. Los Caracoles ha perfeccionado la receta a lo largo de los años, convirtiéndola en el plato favorito de muchos barceloneses, que se acercan hasta el local solo para degustarlos.

Preparados con una mezcla de hierbas y especias autóctonas, cada bocado es una explosión de sabores que da vida a la riqueza gastronómica de Catalunya. La textura tierna del caracol se combina con la profundidad de la salsa y crea una armonía de sabores que enamora a aquellos que prueban este plato icónico de la ciudad.

Variedad de platos y tapas

El restaurante también ofrece una variedad de platos y tapas que celebran la diversidad de la cocina catalana. Desde montaditos hasta platos principales que honran la frescura de los ingredientes locales, el menú es un viaje culinario que invita a los comensales a explorar los sabores auténticos de Barcelona.

El edificio que alberga Los Caracoles es una obra arquitectónica que transporta a los visitantes a otra época. Con sus paredes de piedra desgastada y su decoración rústica, el restaurante emana una autenticidad que pocos lugares pueden igualar. Los detalles originales, desde las lámparas centenarias hasta los azulejos ornamentados, dan testimonio de un compromiso con la preservación de la historia culinaria de Barcelona