En Barcelona, más allá de los destinos turísticos habituales como Cardona o Mura, se encuentra un pequeño tesoro escondido: Montclar. Este pueblo medieval, enclavado en la comarca del Berguedà, es uno de los secretos mejor guardados de Catalunya, un rincón que ofrece una auténtica inmersión en la historia y la tranquilidad del campo catalán.
Montclar es un diminuto municipio que cuenta con menos de cien habitantes, lo que lo convierte en un lugar perfecto para aquellos que buscan escapar del bullicio de la ciudad y sumergirse en la paz de un entorno rural y antiguo. Su estructura urbana, con calles estrechas y casas de piedra, refleja fielmente el legado medieval de la zona. A diferencia de otros pueblos más conocidos y visitados, Montclar conserva una autenticidad y un encanto que parece inmune al paso del tiempo.
Un castillo medieval único en el Berguedà
El núcleo de Montclar está dominado por su impresionante castillo, que data del siglo XI y es uno de los mejores ejemplos de arquitectura medieval de la comarca. Aunque el castillo ha sido restaurado en varias ocasiones a lo largo de los siglos, mantiene gran parte de su estructura original, incluyendo torres de vigilancia y murallas fortificadas que ofrecen una vista panorámica espectacular del paisaje circundante. Desde lo alto, se pueden contemplar los verdes campos y las montañas que rodean el pueblo, una vista que ha cambiado poco desde la Edad Media.
Vistas de Montclar
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La iglesia de Sant Martí, un edificio románico del siglo XII, es otro de los puntos de interés de Montclar. Con su fachada sencilla y su campanario robusto, la iglesia es un testimonio del arte y la arquitectura de la época. En su interior, se pueden encontrar frescos antiguos y un retablo de madera tallada que son verdaderas joyas del patrimonio cultural de la región. La iglesia, junto con el castillo, forma parte de la Ruta de los Castillos del Berguedà, una ruta que recorre algunos de los castillos más emblemáticos de la comarca y que es ideal para los amantes de la historia y la arquitectura.
El entorno natural de Montclar
Uno de los aspectos más encantadores de Montclar es su entorno natural. El pueblo está rodeado de bosques y montañas que ofrecen numerosas oportunidades para practicar senderismo y otras actividades al aire libre. Los senderos que atraviesan el área permiten a los visitantes explorar la belleza natural de la región y descubrir pequeños rincones escondidos, como ermitas solitarias y fuentes de agua cristalina.
A pesar de su belleza y riqueza histórica, Montclar ha permanecido relativamente desconocido para el gran público, lo que contribuye a su encanto. La falta de turismo masivo ha permitido que el pueblo conserve su carácter auténtico y su tranquilidad, convirtiéndolo en un destino ideal para aquellos que buscan una experiencia más íntima y genuina.