La emblemática charcutería Can Salat, ubicada en la calle de Santa Eulàlia número 152, cerrará sus puertas definitivamente el próximo 26 de julio, después de haber servido a los vecinos de L’Hospitalet de Llobregat durante más de 90 años. Esta tienda, que se ha convertido en un verdadero pilar del barrio desde su fundación en 1931, dejará un vacío en la ciudad.
Can Salat no solo era conocida por la calidad de sus productos, sino también por el trato cercano y familiar que ofrecía a sus clientes. A lo largo de las décadas, generaciones de familias han pasado por sus puertas, algunas de las cuales se han convertido en verdaderas amistades para los propietarios. Esta conexión con la comunidad ha sido una parte fundamental de la identidad de la charcutería.
"No ha sido una decisión fácil"
Los propietarios de Can Salat han compartido un comunicado con sus clientes y amigos, en el que expresan sus sentimientos ante esta difícil decisión. En sus palabras: "No ha sido una decisión fácil, pero nos vamos contentos sabiendo que hemos sido fieles a nuestra filosofía de ofrecer productos tradicionales, modernos, de calidad y de confianza." Este compromiso con la excelencia ha sido el sello distintivo de la tienda a lo largo de su historia.
El comunicado también incluye un agradecimiento especial a Maria y Miquel, quienes han trabajado incansablemente junto a los propietarios durante toda una vida, y a Sílvia, por sus esfuerzos en los últimos años. La dedicación de estos empleados ha sido crucial para mantener los altos estándares de Can Salat y para asegurar que cada cliente se sintiera bienvenido y valorado.
Mensaje de agradecimiento de la charcutería
La charcutería también ha querido expresar su más sincero agradecimiento a todos sus clientes por su lealtad a lo largo de los años. "Gracias a nuestros clientes por todos estos años de fidelidad. ¡Mucha suerte a todos, nos vemos por el barrio!", concluye el comunicado, mostrando el profundo aprecio que sienten los propietarios hacia la comunidad que ha apoyado a la tienda durante tanto tiempo.
El cierre de Can Salat marca el fin de una era en L’Hospitalet. La tienda ha sido mucho más que un lugar para comprar embutidos; ha sido un punto de encuentro, un espacio de conversación y un símbolo de la historia y la cultura local. Su cierre no solo afecta a quienes la frecuentaban, sino a toda la comunidad que veía en Can Salat una parte esencial de su identidad.
Mientras los vecinos se preparan para despedirse de esta querida charcutería, queda el consuelo de saber que su legado perdurará en la memoria colectiva del barrio.