En pleno verano, cuando las temperaturas en Barcelona alcanzan su punto máximo, encontrar un refugio fresco y reconfortante es una necesidad imperiosa. A tan solo una hora de la bulliciosa ciudad, en el municipio de Dosrius, existe un lugar que no solo ofrece un alivio natural al calor, sino que también es un destino cultural único: el Bosque Artístico Ernest Borràs.
Este espacio se erige como una alternativa refrescante y creativa para quienes buscan un escape del calor sin alejarse demasiado de la ciudad.
El Bosque Artístico Ernest Borràs es un enclave singular que combina la belleza natural del entorno forestal con la creatividad humana, convirtiéndose en un museo al aire libre donde el arte se fusiona con la naturaleza. Esta ruta, que se extiende a lo largo de un denso y frondoso bosque mediterráneo, ofrece una experiencia diferente a la de otros paseos naturales o urbanos.
Un bosque artístico en Dosrius
Los visitantes no solo pueden disfrutar de la sombra de los árboles y el frescor del aire puro, sino que también tienen la oportunidad de deleitarse con una colección de obras de arte contemporáneo que se integran armoniosamente en el paisaje.
El bosque lleva el nombre de Ernest Borràs. Su visión fue la de crear un espacio donde el arte no solo fuera admirado, sino que también formara parte del entorno natural, interactuando con él y ofreciendo una experiencia sensorial completa. Las obras que se encuentran dispersas por el bosque son de diversos artistas, y cada una de ellas ha sido diseñada para dialogar con la naturaleza que la rodea. Esculturas de madera, instalaciones hechas con materiales reciclados y otras piezas de arte efímero emergen entre los árboles, invitando a los visitantes a descubrirlas mientras caminan.
Recorrer el bosque artístico Ernest Borràs es una experiencia que combina la tranquilidad del contacto con la naturaleza con el estímulo intelectual y emocional que provoca el arte. A medida que uno avanza por los senderos, la vista se va llenando de detalles inesperados: una figura tallada en un tronco caído, un conjunto de piedras dispuestas de forma artística, o un mural pintado en una roca. Estos elementos invitan a los caminantes a detenerse, observar y reflexionar, creando un ritmo pausado y meditativo en la caminata.
Un lugar para la introspección y la interactividad
Además de ofrecer un respiro del calor, este bosque también es un lugar para la introspección y la creatividad. Muchas de las obras invitan a la interacción, permitiendo que los visitantes se conviertan en parte de la obra, ya sea tocando las esculturas o participando en instalaciones que requieren la intervención del espectador. Esta interacción no solo hace que la experiencia sea más enriquecedora, sino que también refuerza el vínculo entre el ser humano y su entorno natural.