La ciudad de Barcelona recibe una media de 170.000 turistas al día, siendo el distrito de Ciutat Vella el que soporta la mayor carga de visitantes. Según los datos proporcionados este martes por el ayuntamiento, en esta zona se registra una densidad diaria de 14.200 turistas por kilómetro cuadrado, lo que subraya la concentración masiva de turistas en el centro histórico de la ciudad.
En contraste, el distrito del Eixample tiene una densidad diaria de alrededor de 6.500 turistas, mientras que en zonas más periféricas, como Nou Barris o Sant Andreu de Palomar, donde hay menos atractivos turísticos, el número desciende a unos cien turistas diarios.
Turistas en tránsito y cruceristas
Además de los turistas que pernoctan en la ciudad, el consistorio suma a los diez millones de visitantes que, aunque no se alojan en Barcelona, pasan por la ciudad como parte de su itinerario o son cruceristas en tránsito. Estos últimos suelen estar en la ciudad por menos de doce horas antes de continuar su viaje.
En 2023, se registraron 3,6 millones de pasajeros cruceristas, de los cuales 1,6 millones se encontraban en tránsito. Esta cifra destaca la creciente importancia de los cruceros en el panorama turístico de Barcelona.
Crecimiento turístico desde 1990
Desde el año 1990, justo antes de los Juegos Olímpicos de 1992, Barcelona ha visto un incremento significativo en el número de turistas que se hospedan en sus hoteles. En aquel entonces, la ciudad recibía 1,7 millones de turistas, una cifra que ha crecido hasta alcanzar los 12 millones en la actualidad. Este aumento exponencial ha llevado al ayuntamiento a considerar la gestión del turismo como una prioridad.
Impacto económico y empleo
El turismo en Barcelona genera empleo para unas 150.000 personas, representando un sector clave para la economía local. Además, cerca del 30 % de los gastos realizados en la ciudad con tarjetas de crédito corresponden a turistas extranjeros, lo que subraya la importancia del turismo internacional.
Según fuentes municipales, el ayuntamiento busca consolidar esta tendencia, pero garantizando que el turismo no provoque externalidades negativas ni densidades excesivas en determinadas áreas de la ciudad.