Sants es el barrio más extenso y antiguo del distrito. Sus orígenes se remontan al siglo XIX, cuando las diversas fábricas textiles que acogía lo convirtieron en un barrio obrero. Destaca El Vapor Vell --cuyo edificio todavía hoy se mantiene en pie--, una fábrica convertida en biblioteca y escuela en el año 2001.
En 1897, Sants se anexionó a Barcelona, convirtiéndose en un barrio más de la ciudad. Lo hizo por iniciativa propia y sin mediación alguna, entre el 5 de mayo de 1883 y el 12 de julio de 1884. El 20 de abril de 1897, un real decreto de la reina María Cristina, firmado por el ministro de Gobernación, consumaba la agregación a Barcelona.
La construcción de la carretera nueva, a finales del siglo XVIII, animó el ritmo económico y constructivo del barrio. Hoy en día, la calle de Sants y la calle de la Creu Coberta forman uno de los ejes comerciales más importantes de Europa.
De pueblo a barrio
En 1897, Sants vivió un cambio trascendental en su historia cuando se incorporó oficialmente a Barcelona. El crecimiento del barrio se acentuó durante la segunda mitad del siglo XIX y su población se multiplicó por cinco entre 1850 y la anexión. Es un crecimiento superior al de Barcelona y al de buena parte de los municipios del llano, a causa del impulso de la industrialización y la atracción de mano de obra que supuso.
La conexión ferroviaria, con la construcción de la estación de tren de Sants en 1875, sirvió como un puente vital entre el pueblo y la ciudad, allanando el camino para la fusión. La iglesia parroquial de Santa Maria de Sants, construida en el siglo XV, se erige como un símbolo histórico que ha resistido el paso de los años y sigue siendo un punto de referencia importante en el barrio.
La unión con Barcelona no solo transformó la geografía de Sants, sino que también marcó el inicio de una nueva era para sus habitantes. El desarrollo urbanístico trajo consigo la modernización de infraestructuras, la aparición de nuevas plazas y avenidas, y la integración de Sants en la trama urbana de Barcelona.
Lugar de encuentro
La plaza de Sants es uno de sus puntos de interés, con su estatua dedicada al poeta y dramaturgo Joan Pelegrí. Esta plaza se convierte en un lugar de encuentro para la comunidad, donde se celebran eventos locales y donde los vecinos disfrutan de la vida al aire libre.
Otro aspecto notable es la diversidad gastronómica que ofrece Sants. Sus calles están salpicadas de bares y restaurantes que sirven desde platos tradicionales catalanes hasta propuestas culinarias más vanguardistas. Esta amalgama de sabores refleja la rica fusión de la tradición y la modernidad que define la esencia de Sants.