En pleno corazón del barrio Gòtic de Barcelona, en la calle de la Fruita número 2, se encuentra un valioso tesoro arqueológico que pocos conocen: los restos de una domus romana del siglo IV d.C. Esta casa, ubicada en la finca de la calle Fruita esquina con la calle Sant Honorat, fue descubierta en una excavación realizada en 2002 y es testimonio de la historia de Barcino, la antigua ciudad romana sobre la que se asienta la actual Barcelona.
Este espacio arqueológico, abierto al público en abril de 2010, abarca unos 680 metros cuadrados y ofrece una ventana al pasado, mostrando los restos de una lujosa vivienda romana y varios locales comerciales. La domus perteneció a un personaje importante de la época, probablemente alguien con un estatus elevado dentro de la sociedad romana. Barcino, aunque modesta en tamaño comparada con otras ciudades romanas, gozaba de un gran dinamismo en el siglo IV, lo que se refleja en la construcción de esta residencia.
Diseño y decoración de la domus
La domus, como era habitual en las casas romanas de cierto nivel, seguía un esquema clásico, con un peristylum en su núcleo. Este patio porticado no solo permitía la entrada de luz y ventilación, sino que era el centro de la vida familiar. En torno al peristilo se organizaban las estancias principales, algunas de ellas pavimentadas con mosaicos policromos y decoradas con frescos en las paredes, lo que daba cuenta del nivel de sofisticación y riqueza de sus habitantes.
Los mosaicos hallados durante las excavaciones, que ya habían sido localizados en parte en 1999, fueron uno de los grandes descubrimientos que confirmaron la importancia de la domus. Estos pavimentos decorativos eran símbolo de estatus y su calidad sugiere que la familia propietaria pertenecía a una élite local, posiblemente relacionada con el comercio o la administración de la ciudad.
Vida comercial y económica en Barcino
Además de la domus, en este yacimiento también se descubrieron los restos de varios locales comerciales asociados a la vivienda, lo que refleja la estructura económica de la ciudad en esa época. Aunque Barcino no era una gran metrópoli, sí contaba con una activa vida comercial y estos espacios probablemente eran utilizados para transacciones mercantiles o almacenamiento de productos.
Otro hallazgo interesante fue el descubrimiento de seis silos de origen medieval, datados entre los siglos XIII y XIV. Estos grandes depósitos eran utilizados para almacenar productos agrícolas, como cereales, en una época en que Barcelona comenzaba a consolidarse como una potencia comercial en el Mediterráneo. La presencia de estos silos sugiere que el área siguió siendo de gran relevancia económica durante la Edad Media.
Indicios de un pasado lujoso
Asimismo, hay indicios de que la domus podía haber contado con termas privadas, una característica habitual en las residencias de alto rango en la ciudad. Estas termas no solo servían como espacio de higiene, sino que también eran un lugar de relajación y ocio para la familia.
Este fascinante yacimiento, aunque escondido a simple vista, ofrece una conexión directa con el pasado romano y medieval de Barcelona. La domus romana del siglo IV y los almacenes medievales que aquí se conservan son un recordatorio de la profunda y rica historia de la ciudad, una historia que sigue revelándose en cada esquina.