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Con los últimos tres veranos situándose en el ranking de los más calurosos desde que se tienen registros, veamos qué impactos puede tener un mar caliente en las precipitaciones durante los meses de otoño en la ciudad de Barcelona.

Posiblemente hayas escuchado en más de una ocasión que, en veranos muy cálidos, la temperatura del mar asciende a valores extremos, y eso, cuando llega el invierno, provoca una mayor evaporación, un rápido enfriamiento por el contraste y, en consecuencia, la generación de nubes y lluvias. Pero, ¿significa que un verano más cálido desembocará en precipitaciones más abundantes?

Un aumento de las DANAs

Si bien es cierto que la temperatura del mar es un factor más de inestabilidad y que propicia una mayor cantidad de vapor de agua, ingrediente fundamental para la generación de masas lluviosas, este no es un gradiente autónomo, es decir, no funciona por sí solo y no marca una relación directa. Dicho de otra forma, que haya un mar con una anomalía cálida importante no implica estrictamente que tenga que llover más en otoño; tan solo lo favorece.

Barcelona bajo la lluvia iStock

Ahora bien, en lo que sí debemos fijarnos es que un Mediterráneo con temperaturas por encima de lo normal mantiene un buen caldo de cultivo para fenómenos extremos, como una mayor generación de DANAs o gotas frías más frecuentes y Medicanes más violentos.

Huracanes tropicales en las costas catalanas

Y es que, para ver por qué debemos poner el foco en el Mediterráneo, solo hace falta saber que el ritmo de calentamiento de nuestro mar es un 20% mayor respecto al del resto de mares a nivel mundial.

Estamos, por tanto, ante la tropicalización del clima mediterráneo. Niveles en índices de humedad relativa, agua precipitable, de energía convectiva (CAPE), etc., que están derivando en fenómenos meteorológicos extremos como la aparición de ciclones tropicales en el Mediterráneo, o también llamados Medicanes.

Personas resguardándose bajo el paraguas durante un día de lluvia en Barcelona EUROPA PRESS

Sin embargo, y a diferencia de las DANAs, diversos modelos de predicción establecen una disminución en su frecuencia, aunque un empeoramiento en sus consecuencias. Sistemas convectivos más violentos y más destructivos.

Estudio en Barcelona

Por si esta fuera evidencia insuficiente, el meteorólogo Oriol Rodríguez Ballester, en el pasado mes de septiembre, realizó el ejercicio de representar el período otoñal, relacionando la temperatura del mar con el porcentaje de lluvias en Barcelona. La conclusión a la que llegó fue la misma: no existe una relación directa entre un mar caliente y un otoño lluvioso en la capital catalana, incluso al contrario, ya que el porcentaje de meses lluviosos con veranos cálidos han sido de tan sólo el 26%, mientras que el mismo índice medido para veranos fríos es del 32%.

No se ve, por tanto, ninguna relación entre la temperatura durante el verano y las precipitaciones en meses posteriores.