La Font Nova de Canyelles: historia viva ahogada por el incivismo
Esta fuente de Collserola, de origen milenario, es un testigo de la evolución del barrio de Torre Baró y de la conexión entre el agua y la vida urbana de Barcelona
No os dejéis engañar por el aura de abandono que le otorgan las malas hierbas que la invaden, los desconchones y la pintura desgastada, ni por los grafitis vandálicos de color rojo que la decoran. La Font Nova de Canyelles es un lugar lleno de historia y tradición, en el entorno natural de Collserola. Es un testigo vivo (pese a su aspecto moribundo) de la evolución del barrio de Torre Baró y también de la conexión entre el agua y la vida urbana de Barcelona.
La primera mención documentada de la existencia de esta fuente data del año 1069, aunque su aspecto actual se remonta a principios del siglo XX. A lo largo de todo este tiempo, la Font Nova ha sido objeto de varias restauraciones; una de las más destacadas fue la realizada en 1992 por alumnos de la escuela-taller Roquetes Nou Barris. En estas obras se recuperaron elementos arquitectónicos originales y también se mejoró su entorno.
Integrada en la vida de los vecinos
El frontal de la fuente forma una gran cueva pintada de color blanco, flanqueada por un banco de obra vista y otro revestido de ‘trencadís’ blanco, actualmente bastante sucio y descuidado. En esta rehabilitación se añadió un tubo de zinc en forma triangular para facilitar la recogida del agua, que caía en un delicado chorro hasta una balsa recubierta de ‘trencadís’ blanco, hoy oculto bajo el agua sucia y estancada.
Las baldosas rojas del suelo, entre las que ahora crecen malas hierbas, completan el conjunto.
El estado decadente es ya, de entrada, una advertencia para que quienes lleguen dispuestos a beber se abstengan. Pero por si queda algún incauto suelto, que quede claro: el agua no es potable. Un dato curioso, porque, según un análisis realizado a finales del siglo XIX, esta agua era la más pura del Pla de Barcelona. Sí, en 1851, varios propietarios e industriales constituyeron la Compañía de Aguas de Canyelles, que aprovechaba el agua de esta mina para abastecer talleres y fábricas de Sant Andreu de Palomar, como la Fabra i Coats.
De hecho, de esta instalación quedan en pie algunos vestigios, como el pilar de agua de la Font de Canyelles, en la intersección del Passeig de Fabra i Puig y la calle Llenguadoc, o el pilar de agua en la Fabra i Coats.
Con el paso del tiempo, la Font Nova se fue integrando en la vida de los vecinos de la zona. En un día soleado, hace años, era habitual ver a vecinos reunidos, charlando y disfrutando de su entorno. Hoy, el incivismo y el abandono han tomado posesión del lugar, pese a los esfuerzos de asociaciones que han contribuido a preservar su encanto, como Fes Fonts Fent Fonting. Una lástima porque sería un lugar ideal para que los caminantes decididos a explorar esta parte de Collserola pudieran hacer una parada.
Además, está bien comunicada, pues el autobús 182 que va a Torre Baró tiene parada justo delante.