A veces, en el deambular por Barcelona, la mirada se detiene en detalles que, a primera vista, pasan desapercibidos. Es el caso del número 71 de la Rambla del Poblenou, un edificio residencial de dos plantas que, sin alardes, nos invita a preguntarnos por las historias que guardan las fachadas de esta ciudad.
Construido en la arteria principal del barrio, en 1895, este edificio de entre medianeras se inscribe en el eclecticismo propio de la época, una corriente que mezclaba influencias diversas, desde el clasicismo hasta el modernismo. A simple vista, su fachada revestida de estuco imita la sillería y podría parecer discreta si no fuera por algunos detalles.
Composición
La composición se organiza en tres ejes verticales de aberturas. En la planta principal, un balcón corrido sobre ménsulas y una cenefa con motivos vegetales unifican las ventanas.
En esta planta, las pilastras coronadas por capiteles corintios enmarcan los vanos. En la planta superior, los balcones individuales exhiben un motivo floral esgrafiado en sus dinteles. Dos ejes verticales que simulan sillares con punta de diamante enmarcan el edificio.
Aunque su mayor singularidad reside en el coronamiento. Un frontón semicircular en el eje central de la fachada capta toda la atención. Este frontón, rematado con un acroterio, alberga en su interior un medallón con un relieve de un busto masculino de perfil. No es un personaje cualquiera: es el mismísimo Hermes, el dios mensajero de la mitología griega, también asociado al comercio, los viajeros y la elocuencia.
La figura de Hermes
Pero ¿por qué Hermes? En la Barcelona de finales del XIX, donde el comercio y la industria florecían, la figura de Hermes era una alegoría del progreso y la prosperidad. Su presencia en un edificio residencial, sin embargo, añade una nota de intriga. ¿Fue el deseo de un propietario visionario? ¿Una referencia a algún negocio o actividad que se llevaba a cabo en el edificio? Las respuestas se pierden en el tiempo y dan alas a la imaginación.
La planta baja ha sufrido diversas modificaciones, pero conserva la estructura original del portal de acceso central flanqueado por locales comerciales.
Según la información del catastro, el edificio fue sometido a una restauración en la que se eliminaron añadidos no originales y se recuperaron elementos originales como los revestimientos, las losas de los balcones, las barandillas de forja, los detalles ornamentales, las carpinterías, las persianas de librillo y las aberturas de la planta baja. Es lógico que Hermes se asome orgulloso desde lo más alto de la casa.
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