Imagen del pantano de Sau
Así se han transformado los embalses que abastecen Barcelona tras la sequía: el antes y el después, en imágenes
Las lluvias que han caído durante las últimas semanas han llenado los pantanos que abastecen la capital catalana y su área metropolitana
Los embalses catalanes han pasado de un 14,3% a cerca de un 65% de su capacidad, acabando con las restricciones de agua y con una sequía que venía alargándose desde hacía tres años.
Pantano de Sau
Uno de los embalses más icónicos de Catalunya asciende sus reservas del 1% a más del 73%, dejando una imagen de la famosa iglesia de Sant Romà de Sau sumergida en el agua, mostrando a día de hoy, tan sólo, la punta de su campanario.
Antes y después del Pantà de Sau
Como curiosidad, el embalse de Sau se construye entre 1955 y 1962 como parte de un proyecto con tres objetivos: regular el río Ter, generar energía hidroeléctrica y abastecer de agua a Barcelona y sus alrededores.
Su creación fue una obra ambiciosa, pero también controvertida, ya que implicó el desplazamiento de los habitantes del pueblo de Sant Romà de Sau y la pérdida de tierras agrícolas.
Antes de la inundación, se trasladaron los restos del cementerio y algunos elementos del pueblo, pero la mayoría de las estructuras, incluida la iglesia, quedaron en su lugar, destinadas a desaparecer bajo el agua.
Susqueda
En 2023, el pantà de Susqueda registró su mínimo histórico, situándose por debajo del 18%. A fecha actual, si bien es cierto que sus registros han mejorado, continúa en situación de emergencia, aunque algo más aliviado, con un 44,5% de su capacidad.
Antes y después del Pantà de Susqueda
Como curiosidad, aunque no tiene un pueblo sumergido tan famoso como el de Sau, Susqueda es conocido por su entorno natural espectacular y por un misterio que lo marcó.
En 2018, se encontró una pareja asesinada cerca del embalse, un caso que conmocionó a la región y que dejó una huella en la percepción del lugar como un sitio tranquilo pero enigmático.
La Baells
Llegando a su segundo mínimo este pasado año con un 19%, la Baells ha tenido que desembalsar después de las últimas lluvias para evitar su desbordamiento, situándose actualmente en un 97,88%.
Antes y después del Pantà de La Baells
La presa, inaugurada en 1976, sumergió el pueblo de Sant Salvador de la Vedella, y aunque no es tan famoso por ruinas emergentes como el Pantà de Sau, las fluctuaciones de nivel han dejado al descubierto antiguas zonas de cultivo en épocas de sequía extrema.
Además, el embalse se ha convertido en un punto turístico importante en el Berguedà, donde se practican actividades como remo, pesca y senderismo. Desde 2015, cuenta con la Via Brava de la Baells, la primera ruta de natación en aguas abiertas de interior en Catalunya, con un perímetro de 1.000 metros.
La Llosa del Cavall
Este embalse, algo menos conocido que el resto, llegó a registrar un 16% en el peor momento de la sequía. Un valor que contrasta con el 56,8% en el que se encuentra a día de hoy.
Antes y después del Pantà de La Llosa del Cavall
Una de sus curiosidades es que su presa no tiene compuertas para desembalsar agua. Cuando el embalse está lleno, el agua simplemente desborda por encima de la presa, creando un espectáculo visual impresionante, especialmente tras lluvias intensas como las de este año.
Además, aunque está preparado para albergar una central hidroeléctrica, esta no se ha puesto en marcha, lo que lo convierte en un caso peculiar entre los embalses de la comunidad.
Sant Ponç
Construido entre 1949 y 1957, fue el primer pantano terminado en la cuenca del Llobregat. Se aprovechó el congost del río Cardener cerca de la antigua ermita de Sant Ponç, que quedó sumergida bajo sus aguas, como sucede con otros embalses y pantanos catalanes.
En cuanto a sus reservas de agua, el embalse ha pasado de un 25% a un 78% actual.
Antes y después del Pantà de Sant Ponç