Catedral de Barcelona / CATEDRAL DE BARCELONA
La Catedral de Barcelona esconde un secreto que muy pocos conocen: se remonta a la época medieval
Un curioso detalle en los muros de la catedral revela una antigua práctica que pasó desapercibida durante siglos
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La Catedral de Barcelona, oficialmente conocida como Catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia, es uno de los monumentos más emblemáticos de la capital catalana.
Su imponente arquitectura gótica, sus torres y su historia como sede episcopal desde tiempos romanos la convierten en un punto de interés imprescindible.
Pero más allá de su belleza, el templo esconde un secreto medieval que muy pocos visitantes conocen.
La Catedral de Barcelona / EP
Las misteriosas marcas en la piedra
Si te detienes a observar los muros exteriores de la catedral, especialmente en las zonas más cercanas al antiguo mercado, notarás unas pequeñas incisiones talladas en la piedra.
Estas marcas, aparentemente aleatorias, han generado todo tipo de teorías, pero los historiadores coinciden en una explicación sorprendente: eran utilizadas por los carniceros medievales para afilar sus cuchillos.
En la Edad Media, los gremios tenían una gran importancia en la vida urbana, y el gremio de carniceros solía operar muy cerca de la catedral.
Antes de entrar al mercado a vender sus productos, los carniceros afilaban sus cuchillos en los muros del templo, una práctica común que ha dejado cicatrices visibles hasta hoy.
Barcelona
Una catedral con siglos de historia
Construida entre los siglos XIII y XV sobre una antigua catedral románica —y antes aún, sobre una basílica paleocristiana—, la Catedral de Barcelona ha sido testigo de incontables capítulos de la historia de la ciudad.
Dedicada a Santa Eulalia, una joven mártir cristiana torturada durante la persecución romana, el templo se considera un símbolo de resistencia, fe y tradición.
Catedral de Barcelona / EUROPA PRESS
Además de las marcas de cuchillos, la catedral guarda otros secretos: cripta gótica, claustro lleno de gansos, reliquias y arte sacro, todo rodeado por una arquitectura que mezcla estilos con siglos de diferencia.
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La próxima vez que camines por los alrededores de la Catedral de Barcelona, levanta la vista… o bájala. Porque las piedras hablan, y en ellas aún se conservan huellas de un pasado que se remonta a siglos atrás.
