
Casa Calvet
El edificio modernista de Gaudí que menos visitan los turistas y es una auténtica joya: escondido en el corazón de Gràcia
Construida entre 1898 y 1900 por encargo de la familia Calvet, este edificio destaca por ser la única obra del arquitecto que recibió un premio oficial durante su vida
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En el corazón del Eixample barcelonés, en la calle Casp número 48, se erige la Casa Calvet, una de las obras más singulares de Antoni Gaudí.
Construida entre 1898 y 1900 por encargo de la familia Calvet, este edificio destaca por ser la única obra del arquitecto que recibió un premio oficial durante su vida: el galardón al mejor edificio del año 1900 otorgado por el Ayuntamiento de Barcelona.

Fachada de Casa Calvet / PORTAL GAUDI
A primera vista, la Casa Calvet puede parecer una de las creaciones más convencionales de Gaudí, adaptándose a las normativas urbanísticas de la época.
Sin embargo, al observar detenidamente, se aprecian detalles que reflejan la genialidad del arquitecto.
Algunos elementos simbólicos
La fachada, aunque simétrica y sobria, está adornada con elementos simbólicos: columnas que imitan bobinas de hilo en alusión al negocio textil de la familia, esculturas de santos patronos de Vilassar de Dalt —lugar de origen de los Calvet— y balcones de hierro forjado que anticipan diseños posteriores como los de la Casa Batlló.
El interior no desmerece en absoluto. Gaudí diseñó meticulosamente cada espacio, desde el vestíbulo hasta los patios de luces, creando ambientes que combinan funcionalidad y estética.

Tribuna principal Casa Calvet
Además, se encargó del mobiliario, elaborando piezas ergonómicas en madera de roble y herrajes moldeados a partir de sus propias manos, demostrando su atención al detalle y su enfoque integral del diseño.
Combinación de tradición y modernidad
Una anécdota interesante es que, durante la construcción, la fachada superaba en altura lo permitido por las ordenanzas municipales.
Gaudí, fiel a su visión, se negó a modificar los planos y propuso cortar la fachada horizontalmente si era necesario. Finalmente, las autoridades permitieron que la obra se completara según el diseño original, reconociendo su valor arquitectónico.
Hoy en día, la Casa Calvet sigue siendo un testimonio del talento de Gaudí, combinando tradición y modernidad en una obra que, aunque menos conocida, merece ser redescubierta y apreciada por su riqueza artística y simbólica.