Una persona mayor en silla de ruedas frente a una residencia en Barcelona

Una persona mayor en silla de ruedas frente a una residencia en Barcelona GALA ESPÍN Barcelona

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Doce horas de incertidumbre en la residencia Les Saleses de Barcelona: “La prioridad fue mantener las máquinas de oxígeno”

Entre cinco profesionales trataron de mantener la calma de los 50 residentes del centro, personas con alta dependencia que a menudo tienen movilidad reducida o problemas respiratorios

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Incertidumbre, muchos nervios, pero más unidas que nunca. Así vivieron las trabajadoras de la residencia Les Saleses de Barcelona el gran apagón que afectó a todo el país desde las 12:30 horas del lunes, 28 de abril. Fueron muchas horas de desconcierto, pero ninguna perdió la calma, priorizando en todo momento el cuidado de los mayores.

“Ha sido duro”, reconoce Nohemí Alcántara, responsable del personal de la residencia, a este medio. En el centro sospecharon que algo ocurría minutos antes del corte porque empezaron a fallar el wifi y la cobertura. “No imaginábamos que sería por algo así”, expresa la misma.

Tras quedarse sin suministro eléctrico, los temores del personal se hicieron realidad. “Lo peor fue el oxígeno, porque algunas personas están conectadas a las máquinas y nosotros no contamos con generadores eléctricos como los hospitales”, lamenta Alcántara a este digital. A partir de entonces, su máxima prioridad fue “mantener en funcionamiento las máquinas de oxígeno de los residentes”.

Sin máquinas de oxígeno

De las tres personas que dependen de este tipo de dispositivos, dos son completamente dependientes, por lo que las cuidadoras centraron todos sus esfuerzos en garantizar que no se interrumpiera el suministro. “Al principio tiramos de las baterías”, relata la responsable a Metrópoli.

Pero, como era de esperar, también se agotaban. Cuando aún quedaba un 70% de carga, el equipo ya estaba buscando una solución alternativa para evitar cualquier riesgo. “Teníamos unas bombonas de oxígeno, como las que usan los submarinistas, y las conectamos a los abuelos en cuanto se acabaron las baterías”, detalla la misma.

A uno de ellos incluso le pidieron que hablara y se moviera lo menos posible, para que no consumiera más oxígeno de lo permitido.

Una persona mayor frente a una residencia en Barcelona

Una persona mayor frente a una residencia en Barcelona GALA ESPÍN Barcelona

Para evitar que los residentes se asustaran, desde Les Saleses trataron de mantener la normalidad en todo momento. “Organizamos juegos como el parchís o el ajedrez y les pusimos música para que estuvieran entretenidos”, cuentan las trabajadoras de la residencia. “Lo bueno es que casi todos tenían radio, así que estuvimos informados en todo momento”, comparten.

Atrapado en el ascensor

Pero mantener en funcionamiento las máquinas de oxígeno no fue la única odisea que vivieron las cuidadoras de esta residencia barcelonesa. Un técnico que había acudido al centro para realizar una reparación quedó atrapado en el ascensor del edificio.

“Bajamos a la calle a pedir ayuda a la Guardia Urbana, que estaba cerca, pero nos dijeron que no estaban autorizados para llevar a cabo el rescate”, explica Alcántara. Afortunadamente, el hombre, que no sufrió daños, fue rescatado antes de las 15:00 horas, según confirman fuentes internas de la residencia.

Ascensor de acceso a una residencia de ancianos de Barcelona

Ascensor de acceso a una residencia de ancianos de Barcelona GALA ESPÍN Barcelona

La falta de electricidad también obligó a familiares a improvisar soluciones. Una de las residentes, que se encontraba en la calle dando un paseo con su hijo en el momento del apagón, tuvo que ser subida a pulso por él hasta su habitación, ya que el ascensor no funcionaba y ella no podía valerse por sí misma.

Además, las grúas eléctricas que se utilizan habitualmente para mover a las personas con movilidad reducida también quedaron inoperativas. Ante esta situación, el equipo optó por acostar a los residentes antes de su hora habitual, aprovechando al máximo la carga restante de las baterías de estos dispositivos.

Caminando desde Esplugues

“En momentos así es cuando más se valora la humanidad y el compromiso de las personas”. Así lo relata, emocionada, la responsable de personal del centro, al recordar que una de las trabajadoras llegó caminando desde Esplugues de Llobregat para no faltar a su turno. “De las seis que tenían que entrar a las 15:00 horas, en el cambio de turno, vinieron cinco”, añade agradecida por el esfuerzo del equipo por llegar hasta la residencia, ubicada en pleno centro de Barcelona.

“Las del turno de noche también llegaron. Una incluso se presentó dos horas antes porque salió de casa a mediodía, anticipándose a cualquier problema”, expresa Alcántara.

Cocinas de gas

La comida y la cena no supusieron un problema para Les Saleses, ya que las residencias están equipadas con cocinas de gas, lo que permitió mantener el servicio con normalidad. Para hacer frente a la falta de iluminación durante la noche, algunas cuidadoras salieron a comprar linternas. “Las velas no eran una opción, ya que podrían ser peligrosas para la gente mayor”, explican las mismas a este medio.

Además, optaron por bajar los diferenciales de los electrodomésticos para evitar posibles daños cuando regresara la electricidad.

Un anciano en una imagen de archivo en Barcelona

Un anciano en una imagen de archivo en Barcelona EUROPA PRESS

La luz no regresó hasta las 00:30 horas, pero mientras duró el apagón, las cuidadoras trabajaron sin descanso para atender a los aproximadamente 50 residentes que suman los tres centros de Les Saleses en el distrito del Eixample, ubicados en Consell de Cent, Aragó y València. “Lo primero que hicimos al quedarnos sin suministro eléctrico fue ir de una residencia a otra para comprobar que todos los internos estaban bien”, relata Alcántara.

Situación delicada

La patronal catalana de residencias de mayores ha destacado este martes, una vez recuperada la normalidad, que la afectación del apagón fue desigual por la diferencia que marcó disponer o no de un generador eléctrico para el uso de ascensores y de bombas de oxígeno, entre otros.

Así lo ha destacado en un comunicado la Asociación Catalana de Recursos Asistenciales, desde donde han agradecido “la extraordinaria predisposición” y el esfuerzo del personal. Con todo, la entidad ha señalado que la situación “fue especialmente delicada” en las residencias porque tratan a personas con alta dependencia que muy a menudo tienen movilidad reducida, entre otras vulnerabilidades.

“Tras esta situación esperamos que la gente valore aún más el trabajo de las gericultoras, que nos hemos dejado la piel una vez más para cuidar a nuestros mayores”, sentencia Alcántara.