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El CE Europa se niega a abandonar el Nou Sardenya. El club, uno de los fundadores de la primera división nacional, se encuentra en una encrucijada ante la obligación federativa para substituir su césped artificial por uno natural tras el ascenso a la Primera RFEF de su equipo masculino. 

La situación urbanística del terreno de juego -con un garaje justo debajo-, la elevada inversión y la cantidad de partidos que se disputan complican el cambio de superficie. “Supone un problema grave”, ha afirmado el presidente del club de la Vila de Gràcia, Hèctor Ibar, en conversación con Metrópoli

La falta de alternativas en la capital catalana también dificulta encontrar una solución factible, sencilla y que agrade a todas las partes. “La ciudad de Barcelona no tiene ningún campo de césped natural más allá del Lluís Companys”, lamenta Ibar. Desde el club quieren buscar una moratoria anual para no tener que salir del barrio y perder su conexión social, que les ha hecho crecer en su popularidad de una forma extraordinaria. 

El estadio del Nou Sardenya en una imagen de archivo Òscar Gil Coy

Un cambio de césped complicado

El problema radica en la norma federativa de la nueva competición en la que debutará el Europa. El reglamento de Primera RFEF es claro: establece que los conjuntos que participen en la liga deben disputar sus encuentros como locales en un estadio de césped natural. 

Esta condición, que pretende acercar la categoría al fútbol profesional, supone un gran tropiezo para un Europa, que ha sumado dos ascensos en tres años y que por primera vez desde la temporada 1994-95 jugará en la tercera categoría del fútbol español.

En el caso del Nou Sardenya, como en el resto de campos de fútbol de la ciudad a excepción del Camp Nou y el Lluís Companys, la superficie del terreno de juego es de césped artificial, la habitual porque supone unos gastos de mantenimiento muy inferiores, con menos uso de agua, y permite la disputa de una gran cantidad de encuentros sin que se deteriore, como no sucede en las superficies naturales. 

Aficionados del CE Europa durante uno de los encuentros SIMÓN SÁNCHEZ

Problemas urbanísticos

Cambiar el césped artificial por una superficie natural no es tan sencillo como parece. El primer de los problemas que señalan desde la dirección de la entidad es la gran cantidad de equipos de fútbol base que tienen, que en muchos casos también juegan en el estadio del barrio de la Vila, además de otros como el Camp de l'Àliga de Gràcia. 

"En nuestro campo juegan otros equipos del fútbol base. Tenemos entre 26 y 27 equipos, y los de fútbol 11 juegan en el estadio. Con césped natural esto sería inviable, no se pueden jugar más de dos o tres partidos por semana", explica el presidente del club, que defiende con firmeza la necesidad de seguir en su estadio. "No podemos abandonar Gràcia. Nuestro crecimiento viene precisamente de ese arraigo en el barrio".