Niños jugando y bañándose en una piscina
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La regla del 10/20: la fórmula que puede evitar que un niño se ahogue
30 segundos de despiste son suficientes para provocar una desgracia, Consejos sobre cómo prevenir y actuar en caso de ahogamiento infantil en playas o piscinas
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Con la llegada del calor empiezan los primeros baños en playas y piscinas. Pero lo que para muchos es sinónimo de diversión, puede convertirse en segundos en una situación de emergencia, especialmente para los niños.
“¿Sabrías qué hacer ante un ahogamiento en niños?”, plantea la doctora Berta Rodríguez Bayés, quien recuerda que “los niños cuando se ahogan no hacen ruido, sino que se hunden en silencio”. Y advierte: “A diferencia de los adultos, que pueden tardar uno o dos minutos en ahogarse, los niños solo necesitan 30 segundos para perder la vida”.
Actuar con rapidez, pero sin perder la calma
Cuando ocurre un ahogamiento, mantener la cabeza fría puede marcar la diferencia. “Lo más importante es inicialmente mantener la calma. Luego, avisar a emergencias llamando al 112. Si hay un socorrista en la zona, debemos acudir a él inmediatamente”, señala la especialista del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario General de Catalunya.
En caso de tener que actuar personalmente, la doctora recomienda utilizar sistemas de flotación: “Al socorrer, es vital mantener la vía aérea fuera del agua. Una vez fuera, colocar al niño boca arriba sobre una superficie dura y evaluar su estado”, explica.
El riesgo no siempre acaba fuera del agua
Aunque el niño parezca estar bien, no todo ha terminado. “Las siguientes 24 horas son cruciales”, subraya Rodríguez Bayés. “Si observamos que le cuesta respirar, tiene tos repentina o se encuentra con malestar general, es necesario acudir a urgencias de inmediato”.
Este tipo de reacción tardía puede producirse incluso cuando el niño ha salido por su propio pie del agua. La vigilancia debe mantenerse constante en casa.
Prevención constante
Para evitar estas situaciones, la pediatra insiste en que la prevención es el arma más efectiva. “Hay que enseñar a nadar a los niños desde pequeños, poner cerramientos en las piscinas y, sobre todo, supervisarlos constantemente”, señala.
Rodríguez Bayés nos recuerda una regla sencilla pero eficaz: “la regla del 10/20”. Esto significa “vigilar al niño cada 10 segundos y asegurarse de que se puede llegar a él en menos de 20 segundos”. Porque en el agua, cada segundo cuenta.
Educar, vigilar y reaccionar
Las estadísticas y la experiencia médica lo confirman: los ahogamientos en menores ocurren en segundos y en silencio. Por eso, concienciar, preparar y saber actuar es indispensable para evitar que un día de diversión se convierta en una tragedia.
Con educación acuática temprana, vigilancia activa y una respuesta rápida y correcta, se pueden evitar muchas desgracias. Como recuerda la doctora Rodríguez Bayés: “Lo más importante es no dejar nunca a los niños solos cerca del agua. Ni un segundo.”