Un crucero amarra en la ciudad a través del Port de Barcelona / COSTA CRUCEROS

Un crucero amarra en la ciudad a través del Port de Barcelona / COSTA CRUCEROS

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Barcelona pone freno al turismo de cruceros: el Puerto reducirá terminales para limitar la masificación

Collboni y Carbonell anuncian una transformación histórica del Port: de 7 a 5 terminales, con menos cruceristas y más espacio para la ciudad

Barcelona, al límite: se convierte en el destino turístico más masificado del mundo

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Barcelona se planta ante el turismo masivo. El Ayuntamiento y el Puerto han sellado este jueves un acuerdo sin precedentes para reducir el número de terminales de cruceros de siete a cinco y limitar así la capacidad de entrada de pasajeros.

Lo han anunciado en rueda de prensa conjunta el alcalde Jaume Collboni y el presidente del Port, José Alberto Carbonell, desde el World Trade Center: “Hoy, por primera vez en la historia, se ponen límites a la entrada de cruceros en Barcelona”, ha sentenciado el alcalde.

Carbonell y Collboni en una rueda conjunta en el World Trade Center

Carbonell y Collboni en una rueda conjunta en el World Trade Center Europa Press

La medida, que se desplegará entre 2026 y 2030, supone un giro de timón en la política turística de la ciudad.

Se derribarán las terminales A, B y C del muelle Adossat —capaces de acoger hasta 12.800 pasajeros— para levantar una nueva instalación pública con capacidad máxima para 7.000 cruceristas

La voluntad del proyecto es contener la presión turística, mejorar la calidad del turismo y liberar espacio para usos ciudadanos.

De récords a límites

El acuerdo llega en un contexto de cifras al alza: desde 2018, el número de cruceristas ha crecido un 20% en la capital catalana.

Solo el año pasado, el Puerto recibió más de tres millones de pasajeros. Ahora, con esta reestructuración, se reducirá un 16% la capacidad máxima diaria, que pasará de 37.000 a 31.000 pasajeros.

Dos cruceros de MSC navegando por el mediterráneo / Europa Press

Dos cruceros de MSC navegando por el mediterráneo / Europa Press

Un cambio de rumbo que busca equilibrio entre actividad económica y sostenibilidad urbana.

“No podemos permitirnos seguir creciendo sin control”, ha advertido Collboni, que ha recalcado que el impacto no será inmediato, pero sí profundo: “Ponemos límites para asegurar un modelo turístico más equilibrado y con menos afectación sobre la vida cotidiana.”

Una terminal pública y cruceros “de calidad”

La nueva terminal será la única de gestión pública y estará abierta a todas las navieras, a diferencia de las terminales privadas —como la de MSC— que solo operan con sus propias compañías.

Carbonell ha subrayado que se priorizarán los cruceros de puerto base (inicio y final de viaje), considerados menos invasivos y de mayor retorno económico para la ciudad, frente a los de escala, que generan más afluencia y menos gasto local.

Cruceros en el puerto de Barcelona / EUROPA PRESS

Cruceros en el puerto de Barcelona / EUROPA PRESS

“El turismo de escala es más masivo y deja menos valor en el territorio. Apostamos por menos cantidad y más calidad”, ha defendido el presidente del Puerto.

Más allá del mar: un corredor urbano hasta la Zona Franca

La transformación del Puerto no se limitará a las terminales. El plan incluye un ambicioso rediseño del acceso urbano con el desdoblamiento del puente Porta d’Europa —que sumará carril bici, aceras más anchas y pasos seguros— y la creación de un nuevo corredor urbano que conectará las Drassanes con la Marina del Prat Vermell y la Zona Franca.

Calendario de la transformación

El calendario arrancará en 2026 con el derribo de la terminal C. En 2027 se inaugurará la terminal G, actualmente en construcción, y comenzarán las obras de la nueva terminal y del puente Porta d’Europa.

Un año después se derribarán las terminales A y B. En 2029 estará listo el nuevo corredor urbano, y en 2030, la nueva terminal pública entrará plenamente en funcionamiento.

“El Puerto hace un esfuerzo muy grande para no seguir con su ampliación, pero diversifica su economía con una mayor sostenibilidad y en el sector tecnológico”, ha cerrado Collboni.