Un fotomontaje de una imagen de Isabel Coixet sobre una panorámica del paseo de Gràcia de Barcelona

Un fotomontaje de una imagen de Isabel Coixet sobre una panorámica del paseo de Gràcia de Barcelona Metrópoli Abierta

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Confirmado, es la calle más cara de Barcelona y la favorita de Isabel Coixet: "Los alquileres son impensables"

El paseo de Gràcia cumple dos siglos convertido en el bulevar más emblemático (y exclusivo) de la ciudad, entre el modernismo, las franquicias y los recuerdos de quienes aún lo viven de cerca

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En Barcelona hay calles con historia, con encanto y con alquileres altos. Y luego está el paseo de Gràcia, la arteria más cara de la ciudad, según todos los rankings inmobiliarios, y también la más deseada por el imaginario colectivo.

Allí donde se cruzan el arte, la moda de lujo, los turistas con móvil en mano y —aunque ya menos— la vida cotidiana de unos pocos barceloneses de cepa que resisten entre los escaparates de Chanel y los menús degustación a 150 euros.

Vista panorámica del paseo de Gràcia de Barcelona en una imagen de archivo / METRÓPOLI

Vista panorámica del paseo de Gràcia de Barcelona en una imagen de archivo / METRÓPOLI

Una de esas vecinas ilustres es Isabel Coixet, cineasta de proyección internacional, que hace ya más de tres décadas eligió un piso modernista junto a los Jardinets de Gràcia para instalarse "en la frontera". Al norte, el barrio que aún conserva espíritu de pueblo.

Al sur, el bulevar que hace 200 años se abrió paso entre la ciudad antigua y la villa de Gràcia como un símbolo de modernidad. “Son dos mundos. Yo vivo en la frontera”, explica en un reportaje de La Vanguardia que celebraba el bicentenario de esta avenida.

La directora y guionista barcelonesa Isabel Coixet

La directora y guionista barcelonesa Isabel Coixet

Coixet no oculta su fascinación por la escala humana del paseo —“cuando vienes de otros países lo ves pequeño, pero esa escala está muy bien”—, ni su decepción por la transformación comercial del entorno. “Se ha borrado todo ese mundo para sustituirlo por el mundo franquicia”, lamenta.

La directora recuerda con nostalgia restaurantes desaparecidos como La Puñalada, donde descubrió las fresas calientes con pimienta, o la tienda de diseño Vinçon, lugar de peregrinaje de varias generaciones de creativos. También extraña los cines Publi, donde vio por primera vez Taxi Driver.

Una calle con historia, lujo y desarraigo

Paseo de Gràcia no es solo una calle: es una postal, una pasarela, una vitrina de ciudad. Pero, antes de serlo, fue camino rural que unía el núcleo medieval de Barcelona con la villa de Gràcia.

En 1825, el ayuntamiento inició su transformación en un paseo arbolado, y hacia 1900 ya se había convertido en el epicentro del modernismo. Casas como la Batlló o la Milà (la Pedrera) hicieron del paseo una pasarela arquitectónica sin parangón.

La Casa Batlló llena de rosas durante una Diada de Sant Jordi

La Casa Batlló llena de rosas durante una Diada de Sant Jordi EUROPA PRESS

Hoy, en plena era del turismo masivo, la calle combina el esplendor del pasado con las tensiones del presente.

A nivel inmobiliario, es el tramo más caro de España para alquilar o comprar una vivienda de segunda mano, con precios que superan los 6.000 euros/m², según los últimos informes del portal Idealista.

“Los alquileres son impensables”, dice Coixet, quien aún encuentra belleza en los detalles: caminar de noche con las tiendas cerradas, pasar junto a la escultura Oda nova a Barcelona de Maragall, o detenerse en la Casa del Libro, su parada cultural obligada.

La frontera entre ciudad vivida y ciudad de escaparate

Pese al avance de las marcas globales, el paseo de Gràcia aún guarda retazos de autenticidad, especialmente en el tramo más alto, junto a los Jardinets.

Allí vive y trabaja la cineasta, con el estudio a pocos metros, su dentista en la misma calle y restaurantes de referencia como el del hotel Alma o el del chef Raül Balam en el Mandarin Oriental.

Interior de la tienda de la Casa del Libro de Paseo de Gràcia / CASA DEL LIBRO

Interior de la tienda de la Casa del Libro de Paseo de Gràcia / CASA DEL LIBRO

Para compras cotidianas, confiesa ser clienta de & Other Stories, y para regalos, de Santa Eulalia, histórica boutique barcelonesa.

Su visión crítica no es solo una mirada nostálgica. Es el reflejo de una Barcelona que, en su intento de convertirse en escaparate global, corre el riesgo de perder las historias pequeñas que la hicieron grande.

Como la de una niña que cruzaba la Pedrera con su padre y se preguntaba cómo Gaudí no oyó venir el tranvía. O la de los almuerzos domingueros en un restaurante con galería sobre la avenida, en una ciudad que ya no existe… ¿o tal vez sí, si uno sabe mirar?