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En pleno barrio Gótico, donde las calles estrechas rebosan historia y los turistas deambulan en busca de postales perfectas, un edificio discreto en la calle de la Palla guarda un tesoro inesperado.

Se trata del antiguo Hospital de Sant Sever, una construcción del siglo XVI que acaba de abrir sus puertas al público en una nueva etapa como espacio expositivo de alto valor artístico y patrimonial.

Este enclave histórico, fundado en 1412 por mosén Jaume Aldomà para asistir a clérigos sin recursos, ha sido rescatado del olvido para convertirse en la sede de la colección Casacuberta Marsans, un valioso conjunto de arte hispánico que abarca desde el románico hasta el siglo XX.

De posible hotel de lujo a museo

El edificio, que sufrió décadas de abandono tras su cierre asistencial y estuvo incluso en riesgo de convertirse en un hotel de lujo, ha sido cuidadosamente rehabilitado por el estudio de arquitectura Garcés-de Seta-Bonet, los mismos responsables de la reforma del Museo Picasso.

Sala del Hospital Sant Sever Hospital St Sever

El resultado es una experiencia doblemente enriquecedora: por un lado, la oportunidad de recorrer un hospital medieval restaurado con sensibilidad; por otro, el privilegio de acceder a una colección privada de más de 300 piezas entre pinturas, esculturas, cerámicas y objetos litúrgicos. Todo ello, distribuido en los distintos espacios originales del edificio, como la capilla, la sacristía y la cripta.

Entre las joyas de la colección destacan el Tríptico de la Lamentación del Maestro de la Leyenda de Santa Lucía, una obra maestra de la pintura hispanoflamenca, y retratos de Ramon Casas, como el que dedicó a su hermana en plena viudez. La muestra también incluye piezas de artistas como Rusiñol, Nonell, Zuloaga, Regoyos y María Blanchard.

Fachada de estilo renacentista del Hospital Sant Sever

Cómo visitarlo

El acceso al recinto no es libre ni masificado. Solo puede visitarse mediante reserva previa a través del sitio web del Hospital de Sant Sever, con un aforo limitado y entradas a 15 euros. Una fórmula que apuesta por la calidad frente a la cantidad y que refuerza el carácter exclusivo de este nuevo espacio cultural.

En el interior del claustro –considerado la joya arquitectónica del conjunto– se encuentra también un pequeño taller de restauración, apodado “el hospital del hospital”, donde se cuidan y conservan las piezas de la colección. Una metáfora perfecta para un lugar que ha pasado de curar cuerpos a preservar la memoria y la belleza del arte.

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