La tarde del 18 de agosto en el interior de la calle Verdi en las Fiestas de Gràcia de 2025

La tarde del 18 de agosto en el interior de la calle Verdi en las Fiestas de Gràcia de 2025 GALA ESPÍN Barcelona

Vivir en Barcelona

Las fiestas de Gràcia bajan el volumen en su 'noche tranquila': "Los turistas tienen toda la semana para venir"

La noche del 18 de agosto el barrio barcelonés tuvo a una jornada más calmada, sin conciertos ni música amplificada para dar paso a cenas populares y  encuentros entre vecinos 

Dani, vecino de Gràcia: “El turismo ha vaciado el barrio, es insostenible seguir viviendo aquí”

Leer en Catalán
Publicada
Actualizada

El barrio de Gràcia bajó el volumen este lunes con la celebración de la “noche tranquila”, la jornada en la que las calles dejaron a un lado la música amplificada y las barras para dar paso a cenas populares, encuentros entre vecinos y un ambiente más calmado que devolvió a la Fiesta Mayor su tono más íntimo y comunitario.

Decoración de la calle Travessia de Sant Antoni en Gràcia

Decoración de la calle Travessia de Sant Antoni en Gràcia GALA ESPÍN Barcelona

El bullicio habitual de la Festa Major de Gràcia se transformó el lunes en un murmullo. A medida que caía la tarde, las calles engalanadas seguían recibiendo paseantes, pero faltaba algo que en noches anteriores había marcado el ritmo: altavoces a todo volumen y conciertos. 

Ambiente festivo y diverso

A última hora de la tarde, el calor todavía apretaba en las calles estrechas del barrio, obligando a muchos a refugiarse tras pequeños ventiladores portátiles.

Aun así, el ambiente era festivo y diverso: visitantes de diferentes nacionalidades, familias, parejas y vecinos de toda la vida compartieron el espacio en un tono más calmado que en las noches precedentes.

Una noche de barrio

En las calles menos concurridas, la transformación era evidente. Allí, donde no había decoraciones espectaculares, los vecinos desplegaron largas mesas con manteles y prepararon cenas al aire libre.

Fue, más que nunca, una noche del barrio, marcada por la convivencia y la recuperación del espacio vecinal frente a la masificación.

Interior de la calle Verdi en las Fiestas de Gràcia 2025

Interior de la calle Verdi en las Fiestas de Gràcia 2025 GALA ESPÍN Barcelona

La sensación era extraña y al mismo tiempo reconfortante: un respiro en medio de una de las fiestas más intensas de Barcelona.

Quien paseaba por Verdi, Llibertat o Travessia de Sant Antoni encontraba un barrio que, sin renunciar a la celebración, bajaba el tono para reencontrarse consigo mismo.

Un respiro necesario

En la Travessia de Sant Antoni, la decoración temática del Área 51 seguía atrayendo a cientos de curiosos, aunque la barra funcionaba a medio gas. “Se nota que hoy ha bajado la gente”, reconocía una camarera, que agradecía la tregua tras la intensidad del fin de semana.

En la plaza, un pequeño concierto reunía a vecinos de todas las edades en sillas de plástico, disfrutando de la música en un ambiente mucho más sosegado.

Calle Verdi durante las Fiestas de Gràcia 2025

Calle Verdi durante las Fiestas de Gràcia 2025 GALA ESPÍN Barcelona

Dani, miembro de la Asociación de Travessia de Sant Antoni de Gràcia, explicaba el trasfondo de la decisión: “La noche tranquila nos permite un respiro: no son siete días de conciertos y barras, sino un momento para disfrutar de forma más pausada y respetuosa.”

Este sentir se repitió entre vecinos y asociaciones. “Las fiestas son muy intensas, tanto los días de montaje como las noches, y la noche tranquila nos da un día de curas colectivas, para descansar y también compartir espacios con otras calles”, contaba una joven de la misma Asociación.

Una fiesta más cercana

Muy distinta era la escena en la calle Verdi, donde decenas de personas esperaban su turno para entrar en la decoración, aún marcada por el incendio que sufrió al inicio de las fiestas.

Desde dentro de la cola para acceder a la calle, los visitantes también recibieron con buenos ojos la medida de la 'noche tranquila'. “Es una fiesta más cercana, se la merece la gente del barrio”, comentaba un joven del Eixample que había venido de visita al barrio. 

Uno de los amigos del joven añadía: “Me parece muy bien porque así se puede descansar. Al final quienes aguantan tantos días son los que viven aquí, y un día de calma nos sirve a todos”.

Cenas populares y ambiente de barrio

La noche estuvo marcada por cenas en la calle y encuentros gastronómicos improvisados. En una de las calles más pequeñas y poco transitadas del barrio, dos cocineros preparaban un arroz popular para los vecinos. “Hoy tocaba compartirlo con el barrio”, decía uno de ellos mientras movía el sofrito en la paellera.

Preparación calles de Gracia

Preparación calles de Gracia GALA ESPÍN Barcelona

El otro, con las manos y mirada puesta en su arroz, lo resumía así: “Barcelona es multicultural y Gràcia también. Hoy cocinamos para unas 90 personas y lo hacemos con mucho cariño, porque estas fiestas también son esto".

“Un día para nosotros”

Para muchos, la noche tranquila es ya una tradición que debería mantenerse. “Un día sin altavoces en que el barrio puede respirar es justo.

"Los turistas tienen toda la semana para venir, pero esta fiesta es de los vecinos”, afirmaba una joven de la capital que caminaba junto con sus amigas por una de las calles más transitadas del barrio.

Otros recordaban que “cuando quitas los altavoces, también se va la mitad de la gente, y eso ayuda a recuperar la esencia de barrio”.

Hacia el final de la fiesta

En la jornada del martes 19, la atención se trasladó a la entrega de premios del concurso de calles, pospuesta para evitar aglomeraciones en fin de semana.

Pero el recuerdo de la noche del lunes quedará como una de las imágenes más singulares de la edición: Gràcia celebrando en voz baja, con sus vecinos en el centro, sin renunciar a la fiesta, pero recuperando la calma que la convivencia reclama.