Imagen de archivo de una niña jugando con los detalles de una calle decorada por las fiestas de Gràcia
El nombre de niña más popular en los años 50 en Barcelona que está a punto de desaparecer, según la IA: “Un símbolo de la identidad catalana”
Durante décadas fue uno de los más usados en la capital catalana, sin embargo hoy es casi inexistente entre los recién nacidos
Estos fueron los nombres de niño más puestos en Barcelona en 2024: el primero tiene un significado religioso
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Paula, Laia, Marta o Berta son algunos de los nombres que más escuchamos en los patios de las escuelas y entre las recién nacidas en Barcelona. Los nombres que hoy reciben los más pequeños reflejan mucho más que una simple elección personal: son un espejo de las tendencias sociales, culturales y globales que evolucionan con el tiempo.
En la capital catalana y el conjunto de Catalunya, los nombres que hace unas décadas dominaban los registros civiles han dado paso a opciones más modernas, internacionales y diversas. Lo que antes eran nombres emblemáticos y tradicionales, ligados a la identidad local y a la historia familiar, ahora conviven con alternativas más cortas, frescas y cosmopolitas.
Uno de los nombres que ahora menos se escucha es Montserrat, pero en los patios de colegio de los años 50 y 60 era casi imposible no encontrarse con una niña con este nombre.
El nombre, profundamente arraigado en la cultura catalana y en la tradición religiosa del país, vivió su época dorada en pleno siglo XX. Hoy, sin embargo, parece condenado a desaparecer.
Niños en la calle en Barcelona en una imagen de archivo
Según datos recientes del Idescat (Institut d’Estadística de Catalunya) y el Instituto Nacional de Estadística (INE), Montserrat ha caído en desuso hasta niveles mínimos. La inteligencia artificial ya lo anticipa: si la tendencia actual continúa, será un nombre residual en pocas décadas.
Un nombre en extinción
Montserrat no es solo un nombre. Es una montaña, un monasterio, una virgen y un símbolo de la identidad catalana. La Mare de Déu de Montserrat, patrona de Catalunya, inspiró durante generaciones a miles de familias catalanas a dar ese nombre a sus hijas.
En los registros civiles de los años 40, 50 y 60, Montserrat figuraba entre los cinco nombres más comunes en Barcelona y su área metropolitana.
Sin embargo, el paso del tiempo ha cambiado radicalmente las preferencias. Hoy, Montserrat no aparece siquiera entre los 100 nombres más puestos a las niñas nacidas en Catalunya. En contraste, nombres como Júlia, Martina, Laia, Emma o Mia lideran las listas desde hace años.
La diferencia es abismal: mientras que en 1960 podían registrarse miles de Montserrats en un año, en 2024 solo se contabilizaron unas pocas decenas en toda la comunidad.
Cambio generacional
Este fenómeno no afecta solo a Montserrat. También están en decadencia otros nombres femeninos que marcaron época como Conxita, Immaculada, Assumpció, Carme o Mercè. Muchos de ellos ligados a tradiciones religiosas o a celebraciones populares que hoy ya no tienen el mismo peso social.
Dos niños jugando en una guardería
Lo mismo ocurre en los nombres masculinos: Josep, Francesc, Ramón, Pere o Joaquim también han perdido protagonismo entre los más jóvenes.
La razón no es solo religiosa. En muchos casos, los padres buscan nombres más breves, internacionales o modernos. La globalización ha abierto las puertas a una gran variedad de nombres de origen extranjero, mientras que los tradicionales catalanes han quedado relegados, especialmente aquellos que se identifican con generaciones anteriores.
De hecho, según datos del Idescat, el nombre Montserrat se encuentra en mínimos históricos entre los recién nacidos en Catalunya. Mientras que entre las personas nacidas antes de 1940 representa el 26,17% de la población actual, entre los nacidos entre 2020 y 2023 apenas un 0,21% lleva ese nombre.
Un nombre “de abuela” con historia
Si bien Montserrat puede sonar a "nombre de abuela" para muchos jóvenes, es importante recordar su fuerte carga simbólica.
Imagen de varios niños en un aula
La montaña de Montserrat, a las afueras de Barcelona, es uno de los lugares más emblemáticos de Catalunya, con un santuario visitado cada año por miles de personas. El nombre, derivado del latín mons serratus (“monte aserrado”), hace referencia a la forma de las rocas que caracterizan este macizo.
El desuso del nombre también refleja un cambio en la relación de la sociedad con su propia historia y tradiciones. En otros tiempos, ponerle Montserrat a una niña era casi una declaración de identidad catalana.
¿Una desaparición definitiva?
Algunos expertos en demografía creen que los nombres siguen ciclos. Lo que hoy parece anticuado, puede volver con fuerza en una o dos generaciones. De hecho, ya ha ocurrido con nombres como Olivia o Mateo, que habían caído en el olvido y ahora vuelven a estar en auge. ¿Podría pasar lo mismo con Montserrat?
No se puede descartar. Pero por ahora, la tendencia es clara: Montserrat se escucha en reuniones familiares, en conversaciones con abuelas o en las calles más tradicionales de Barcelona, pero no en las aulas de parvulario ni en los parques infantiles.
La IA y los datos oficiales coinciden: el nombre más emblemático de las niñas catalanas del siglo XX está, al menos por el momento, a punto de desaparecer del presente.