Un fotomontaje de Vallcarca y Serrat

Un fotomontaje de Vallcarca y Serrat Metrópoli Abierta

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El barrio residencial de Barcelona donde Joan Manuel Serrat disfruta de su jubilación: “Soy extraordinariamente feliz”

El cantautor, que acaba de recibir el Premio Cortes de la Real Isla de León, pasa sus días entre su casa de Vallcarca y su refugio menorquín, rodeado de familia, recuerdos y una vida tranquila

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Joan Manuel Serrat, a sus 81 años, ha logrado lo que muchos anhelan: una jubilación serena, rodeada de afectos y sin nostalgias de lo que fue.

Retirado de los escenarios desde diciembre de 2022, el artista sigue siendo un referente de la música y la cultura españolas, pero su vida cotidiana transcurre lejos de los focos, entre su casa en Vallcarca y su refugio en Menorca.

Vallcarca, su ventana al mundo

El barrio de Vallcarca, encajado entre Gràcia y Horta-Guinardó, es el lugar que Serrat ha convertido en hogar. Allí vive en una casa unifamiliar discreta, rodeada de vegetación y con un pequeño jardín. Desde su ventana, como él mismo dijo hace unos meses, tiene una vista privilegiada del mundo.

Imagen de archivo de un parque en Vallcarca

Imagen de archivo de un parque en Vallcarca Ayuntamiento de Barcelona

La zona conserva un aire de pueblo dentro de la ciudad, con calles empinadas, construcciones antiguas y un ambiente comunitario que el cantautor valora especialmente.

Los vecinos lo describen como alguien cercano y sencillo, que pasea sin problemas por sus calles, saludando a quien lo reconoce.

A pocos minutos del Park Güell, Vallcarca combina tranquilidad, historia y cultura. Es en este entorno donde Serrat ha sabido encontrar el equilibrio perfecto entre calma y conexión con la vida urbana.

“Extraordinariamente feliz”

Hace apenas unos días, Serrat reapareció públicamente al recibir el Premio Cortes de la Real Isla de León, en San Fernando (Cádiz), que reconoce a figuras que han defendido la democracia y la libertad.

Allí, el músico confesó sentirse “extraordinariamente feliz” con su vida actual: “No siento la amargura de echar de menos el escenario. Tomé una decisión: antes de que te echen, vete”.

Serrat durante el concierto de Barcelona en solidaridad con Valencia

Serrat durante el concierto de Barcelona en solidaridad con Valencia

Aunque aseguró que no piensa volver a las giras, admitió que cada vez que pisa un escenario se siente “revivido”. Y en Cádiz lo demostró cantando, ante sorpresa del público, dos de sus himnos: “De vez en cuando la vida” y “Mediterráneo”.

Su discurso no estuvo exento de actualidad y crítica social. Se mostró preocupado por un mundo “hostil, contaminado, injusto e insolidario”, y defendió que la humildad es la mejor virtud en tiempos dominados por el dinero.

También denunció el “genocidio” contra el pueblo palestino y lamentó que Europa se haya convertido en “un mercadillo”.

Una vida entre Barcelona y Menorca

La casa de Vallcarca no es la única residencia de Serrat. En Maó (Menorca) conserva otro refugio íntimo, frente al mar, donde pasa largas temporadas.

La isla balear le ofrece paz, contacto con la naturaleza y el Mediterráneo como horizonte, un elemento inseparable de su obra y de su vida.

Maó, Menorca en imagen de archivo

Maó, Menorca en imagen de archivo Wikipedia

En ese equilibrio entre la urbe barcelonesa y la calma insular, Serrat ha construido su retiro perfecto: discreto, cercano a los suyos y cargado de significado.

Familia y raíces

El cantautor está casado desde hace décadas con Candela Tiffón y tiene tres hijos, uno de una relación anterior.

Aunque siempre ha protegido la intimidad de los suyos, ha confesado en entrevistas que la familia es uno de los pilares fundamentales de su vida: “Mis hijos me han dado mucho más de lo que me han pedido”, dijo en una ocasión.

En su día a día, disfruta de la compañía de los suyos, entre recuerdos, papeles que revisa y canciones que, de vez en cuando, sigue escribiendo “sin la disciplina diaria de antes”.

El legado intacto

A pesar de su retiro, Serrat sigue presente en la memoria colectiva gracias a clásicos como “Mediterráneo”, “Penélope” o “Cantares”. Su figura trasciende la música: es símbolo de libertad, de compromiso social y de una manera de entender la cultura como instrumento de cambio.

En su jubilación, Serrat no busca protagonismo, sino equilibrio y serenidad. Y, como él mismo asegura, lo ha encontrado: “Soy extraordinariamente feliz”.