Aterriza en Barcelona el mejor chef de la cocina salvadoreña e Israel, regente de el restaurante El Pulgarcito ofrece un showcooking en su sala. Héctor Romero, miembro de la Academy of Culinary Professionals of the America, embajador de la cocina salvadoreña en América Central y propietario de las cadenas de restauración Leslys y Poblados. Romero pretende expandir su linea de negocio a otras ciudades europeas y mientras elabora un plato sencillo pero ‘resultón’. El mismo plato, se puede hacer con boca roja (un pescado del Pacífico) o en forma de capeado (por capas). Se trata de un bacalao con crema de nata y maíz.
A medida que Israel, hace de pinche, Héctor explica los cambios que se han producido en la cocina salvadoreña en los últimos años. “El aumento de turistas norteamericanos y el éxodo de salvadoreños que regresan de vacaciones han cambiado los hábitos gastronómicos”, asegura el chef. “La sociedad se ha vuelto más exigente y ha mejorado el sistema sanitario en el sector porque la gente llega de lugares donde el sector alimentario está mucho más regulado”. No obstante, los cambios no se quedan en el factor higiénico, si no que se expande al uso de ingredientes internacionales, sobretodo, norteamericanos. Lo mismo que el tamaño de los platos y las pupusas: “ahora tenemos pupusas XXL, nunca vistas y de sabores que nunca habíamos probado”, explica Romero. Así como las hamburguesas gigantes estadounidenses.
La receta avanza en los fogones e Israel incide en uno de los productos más preciados de la cocina salvadoreña: la flor de izote. “Nos comemos la flor del país” (la de izote). Israel asegura que las flores van ganando espacio en la cocina catalana en forma de pestos y mermeladas pero se guarda el secreto familiar de cómo quitarles la amargura para cocinarlas. Tanto Héctor como Israel se declaran amantes de la cocina salvadoreña y abiertos a nuevas perspectivas, fruto de la migración social y los gustos de personas que no son de El Salvador
Israel, desde su Pulgarcito, en Barcelona, se ha propuesta rescatar los sabores más genuinos del país centroamericano a base de raíces, más flores y guisos que ahora le cuesta cocinar porque “aún hay poca importación de productos originales de El Salvador”. Romero se abre a nuevos horizontes para sus negocios y se marcha de la capital catalana dejando un buen sabor de boca.