Cantautora colombiana, primera galardonada con un Latin Grammy por su música independiente. Un premio que le sirvió para seguir confiando en su modo de entender y de hacer música, que a su vez, abrió el camino a otros músicos outsiders para confiar en que competían con la música más comercial.
Marta Gómez hizo una apuesta de vida con la música, sobretodo, cuando fue madre, un momento vital que podría haberla separado de su amor por la música. Agradece el apoyo incondicional de su pareja, el padre de la criatura. “Somos un dúo. Él era fan de mi música. No quería que abandonase este mundo. Mi niño es un motor para mi y 'me ha dado' cinco canciones”.
Madre, cantante, compositora y adepta a los instrumentos de percusión de semillas. En cuanto al Grammy, “sirve para acreditarme y siento mayor responsabilidad. En mi caso fue un abrazo a la música independiente contra los grandes sellos discográficos como Sony, Warner o Universal”. Marta recalca que este tipo de música cada vez está más presente en las corrientes actuales. “Vives siempre mezcla lo moderno con el vallenato, es bonito y arriesgado”.
Marta Gómez se reúne con Metrópoli Abierta tras su vuelta de Polonia. “El público polaco es caluroso al final del concierto y en Latinoamérica ocurre lo opuesto. En los países que no entienden el idioma de mis canciones es un reto que entiendan lo que dicen mis letras y lo que quiero transmitir con mi música”. Marta ha estrenado disco este año: La alegría y el canto que presentó en el Festival BarnaSants y que este verano rodará por Chile, Ecuador, Argentina y Venezuela, “si es factible en los dos últimos” (comenta la artista con incertidumbre).
Lo Innombrable es el single de su último álbum aunque aparece en el puesto número ocho en la lista de 17 temas que componen el disco. “Es un homenaje a la amistad”, explica Marta. Todas las canciones las canta con algún músico y/o amigo que ha influido en su música y en su manera de pensar. En él, Marta pone en valor temas sociales con alegría instrumental “tal como es Colombia. Llevamos 50 años en guerra y tenemos alegría”.
Del disco, Marta destaca Solo luz con Franco Luciani y compuesta por Raúl Canota, ya fallecido, por lo que Marta se conmueve cuando lo recuerda.
Otro tema, Basilio, dedicada a los niños mineros de Colombia, acompañada por nano Stern.
El miedo de Marta es la guerra y le irrita que no se reconozca el papel de la maternidad en la sociedad. Miedo a “no poder mirarnos, no sonreírnos, ni coquetearnos y solo prestemos atención al móvil”. Con esta sensibilidad, Marta Gómez se ha abierto un camino musical que nunca pensó: crear música para niños. Arregla canciones populares. “Al público infantil hay que darle lo mejor porque están abiertos a todo” con pureza. “Compongo con ellos”, dice la artista y “los conciertos duran una hora, igual que los que hago para todos los públicos con la dificultad de conseguir que no se aburran”.
De sensibilidad está hecha su música y su intención y así lo demuestra Marta sobre su piel. Una arpillera de Violeta Parra, una conjunción de artesanía textil y folclore musical sudamericano de referencia luce en un antebrazo de la artista. En una mano, lleva en pie un diente de león dibujado en recuerdo a su tía. “Mi hijo, de pequeño soplaba esta flor y era el único momento que yo tenía para emocionarme por su ausencia”; y un brazo, enseña una frase tatuada: ‘ensayar en la tierra la alegría y el canto'. Marta cuenta que hace referencia a una canción argentina sobre los niños de la calle.
“Si no puedes ser feliz, por lo menos, ensáyalo”, concluye la artista con su colorida presencia.
Marta Gómez volverá a tocar en Barcelona próximamente. El día 24 de mayo en la Sala Bikini con el argentino Rally Barriomero; y el día 22 en la sala Artte de la calle de Muntaner al lado del venezolano Jorge Glem.