Santísimo pase a octavos de final en el Santísimo Agave de Barcelona. Una taberna mexicana que ha llenado las mesas hoy durante el encuentro México-Suecia. Un partido que ha sufrido mucho el conjunto mexicano a cuya afición le ha sobrado garra para animar a su equipo en Ekaterimburgo. Casi se dejan la garganta con el chute de Chicharito en el minuto 44. Aplauden el descanso y frenan de picar los botes de picante sobre las mesas cargadas de cerveza Pacífico, quesadillas y taquitos. Una primera parte que cierra con la tarjeta amarilla más rápida de un Mundial, la que ha recibido Gallardo a los trece segundos del inicio.
En la media parte, bajan el volumen de la televisión y suben el de la música: Ai, ai, ai, aiiiii, canta y no llores… se cantan los mexicanos que han acudido al partido en este bar situado en Sant Antoni. Así se animan unos y otros. México, lindo también les sirve de fondo para desfogarse de toda la tensión acumulada en la primera parte mientras zapatean algunas botas masculinas.
Arranca la segunda parte y a los cinco minutos, marca Andreas Granqvist. “No puede ser”, dicen los mexicanos, mientras repiten la jugada en televisión. Cada tiro mexicano a portería, sube la temperatura en el Agave. Larson tira a gol y el balón pasa por encima de la escuadra. Los mexicanos cierran los puños, suman oportunidades pero siguen sin marcar. Se nota que los niños están de vacaciones porque los pequeños mexicanos son los más gritones: corean Seven Army de White Stripes. Entra un seco en el local y Edson Álvarez marca gol. El cliente sueco da un impulso discreto hacia adelante, se gira, sonríe, se vuelve de frente a la pantalla y vuelve a la calma.
Salcedo busca gol en el minuto 64, pero de nuevo, los nórdicos han bloqueado la ocasión tan buscada del equipo azteca. Fabián y Chicharito casi dan una alegría a la afición pero el primero no acerca distancias y el segundo balón vuela por encima de la portería sueca.
“¡Cabrones!”, gritan los mexicanos. “¡Árbitro, si no sabes pitar, voy yo, pendejo!”, chilla un joven desquiciado con el bloqueo sueco. Ni Carlos Vela, ni Chicharito aciertan en la portería nórdica y entra Peralta al terreno de juego. Un cambio técnico y un aplauso acalorado, vibrante y con una fuerza incomparable a los anteriores, ya que se acaban de enterar que Alemania queda fuera de la competición. A lo que corean: “Corea, hermano, ya eres mexicano”. Un resultado que les ha salvado para continuar en Rusia, pese a su 0-3.
'Ai, ai, ai, aiiii, canta, México y no llores', aún te queda vida en este Mundial.