Latinos y magrebíes han expresado su malestar por las presuntas actitudes racistas de algunos revisores de TMB, que el pasado martes solo pidieron los billetes a ciudadanos extranjeros en un vagón del metro de la línea 2 en el tramo de Passeig de Gràcia y Tetuán.
"Si eres latino, te quedas dormido en una estación y vas mal vestido, te hacen el control de identidad", denuncia María Luz, una venezolana que trabaja en el sector de la hostelería. María Luz se ha visto obligada a documentarse en dos oasiones a una pareja de guardias cuando espera el autobús para volver a casa después de trabajar.
"A mí me han parado muchas veces porque voy con estas pintas (desaliñado) y me piden el billete y el DNI. Yo he nacido aquí y no soy carterista", cuenta Jason Oliveras, de madre española y padre boliviano, y estudiante de diseño gráfico.
PEOR LO TIENEN LOS AFRICANOS
Pedro Piñón, peruano con nacionalidad española, explica que le han pedido el billete y su documentación en el metro de Barcelona. "Igual que me la han pedido, la han mirado unos segundos y me la han devuelto, dándome las gracias. Molesta cuando te han parado una, dos y tres veces, pero lo tienen peor los muchachos que vienen de África", explica, resignado, Piñón.
"Creo que si eres blanquito, tienes menos posibilidades de que te paren. Nunca hablé con un italiano o un francés que les hayan pedido la documentación viviendo menos tiempo aquí que yo, que soy colombiano, moreno y con tatuajes", explica Orlando Antillas, camionero de un servicio de reparto de un supermercado.
Pese a la reforma de una circular policial para evitar los controles arbitrarios de identificación anunciada en 2012, justamente, las identificaciones que se han encontrado otras personas latinoamericanas son arbitrarias y asi lo cuentan Gladys y Lucio, ambos ecuatorianos. El marido de Gladys “se ha encontrado con algún control de identificación cuando vuelve a casa sucio, después de trabajar y se duerme en el metro”, cuenta su esposa.
Lucio explica que nunca que le han pedido identificarse, a diferencia de su hijo, que viaja en ferrocarriles hasta la Universitat Autònoma de Barcelona. “En el metro nunca nos han pedido nada, ni en la calle, pero a mi hijo, se lo han pedido en varias ocasiones cuando coge temprano los ferrocarriles. Es joven, lleva un estilo desarmado y deben pensar algo extraño de él”, explica su padre.
795.439 personas de origen extranjero con permiso de residencia viven en Barcelona y algunos colectivos, como el latinoamericano, el paquistaní y el africano, siguen siendo el blanco de algunas acciones legitimadas en pro de la seguridad general que restan su integridad. Identificaciones por perfil étnico, una práctica discriminatoria y arbitraria que desencadena fuentes de conflictos sociales, incluso en las redes sociales. Por lo tanto, incrementa el riesgo de inseguridad de de algunas personas que pertenecen a la misma ciudad, con permisos o no, pero que también la habitan en circunstancias legales muy dispares y generalmente, desconocidas para la mayoría de la ciudadanía, según un estudio de 'Uso de perfiles étnicos por parte de la policía en España' de Rights International Spain.
En España aún no se han implementado mecanismos eficaces para erradicar dichas prácticas llevadas a cabo, puntualmente, por algunos miembros de los cuerpos de seguridad del estado y de las autonomías; pero también de algunos responsables del control de acceso y la seguridad de algunos espacios privados concurridos de la ciudad de Barcelona, como ha ocurrido recientemente en la red de metro (TMB) y en algunas salas de fiesta de la ciudad.
Por un lado, están los controles de identificación que cometen los responsables de velar por la seguridad de la ciudadanía y por otro lado, están los ataques de odio que sufren algunas personas en Barcelona por su condición étnica. Ambos, inciden en la integridad de algunas personas por ‘sospecha razonable’ como requisito previo para realizar una identificación, un cacheo o un registro por parte de los miembros garantes de la seguridad de todos los ciudadanos (los procedentes de otras nacionalidades, también) y los ataques por pertenecer a una etnia lejana a la blanca, hispánica, catalana. Casos que se corresponden con los que cuentan residentes en Barcelona, ingenieros, comerciantes, estudiantes, padres de familia, etc.; como Hasnat, ingeniero paquistaní que asegura haberse visto obligado a enseñar su documentación cuando llegó a la ciudad hace nueve años y después del atentado terrorista del pasado 17 de agosto en Las Ramblas. A Hasnat le acompaña Rafiq, “a mi no me ha pasado nunca porque soy casi blanco”, comenta entre risas.
Tras los atentados terroristas en el mundo en nombre del islam, incluida Europa, la Alerta Antiterrorista en España, a día de hoy, permanece en el nivel 4 de 5 y ha servido para aseverar algunos mecanismos de control legitimados.
Como Hasnat, Abdellah, magrebí, asegura que notan el nivel de control que les rodea después de un atentado terrorista: "la policía pide documentación porque eres sospechoso de algo que no has hecho. Sobretodo, nos pasa a los hombres", asegura. "Tiene lógica pero no es justo".
Las diferencias por condición de raza están prohibidas por ley aunque hay mecanismos marcados por la reforma del Código Penal que permiten algunas identificaciones cuando una persona 'infunda sospecha’ pero deben realizarse ‘de forma proporcionada y cortés’.
Con la ley vigente, se suceden identificaciones y ataques contra personas por condiciones étnicas.
En 2017, Sos Racisme Catalunya tramitó 213 casos de racismo: las mayoría son agresiones entre particulares y se corresponden a un 24% del total. Los abusos de los cuerpos de seguridad representan un 21% y un 20% a casos de abuso de servicios privados.
En 2016, el 15% de las 80 denuncias recogidas por SOS Racisme se referían a la imposibilidad de acceder a espacios privados, principalmente, lugares de ocio, donde esta entidad social con incidencia política realiza ‘testing nights’ periódicamente. Una prueba práctica que hasta el año 2017, constataba que seguían restringiéndose el acceso en algunos locales famosos de la noche barcelonesa por motivo étnico.