Dicen que ‘donde fueres haz lo que vieres’, pues bien los barceloneses no debimos aprender ese dicho, porque haya donde vamos se nos reconoce por la forma de vestir. Sí que es verdad que todos los lugares tienen estilos diferentes, pero sin duda, Barcelona se diferencia de todo.

La estética condal es mucho más básica que la impoluta andaluza o la elegante madrileña. En Barcelona no es normal ver a alguien muy arreglado si no es para una ocasión especial, aunque en otros lugares les guste ir conjuntados de pies a cabeza, nosotros ni el día del señor nos ponemos de punta en blanco. Quizás sea por nuestro ritmo de vida, el estilo que llevemos o con quien nos juntemos, pero en Barcelona se viste diferente, eso es así.

LA COMODIDAD ANTE TODO

El perfil de comprador Barcelonés prefiere la calidad a la marca, no somos muy dados a que se vean los logotipos, aunque sí invertimos en ropa de buena calidad. Preferimos llevar algo cómodo y que nos vaya a durar que exhibir lo que tenemos.

Los abrigos los dejamos para el fin de semana, durante el día a día preferimos tirar de anoraks, e ir a gusto y pensar eso de ¡ande yo caliente, ríase la gente!. Las camisas se quedan en el armario hasta que nos invitan a una boda, no es lo habitual ver a la gente trajeada por las calles de la ciudad, y cuando ves a uno de ellos, rápidamente lo identificas con un empresario, un directivo o un abogado.

NOS NEGAMOS A LOS TACONES DE AGUJA

Los tacones altos son para la noche, el día a día barcelonés es demasiado frenético como para ir aguantando el equilibrio. Aunque sepamos que un buen tacón estiliza y hace las piernas mucho más bonitas, reservamos los zapatos más espectaculares para la noche del viernes.

Tanto las mujeres como los hombres de Barcelona preferimos llevar un calzado bonito pero cómodo con el que podamos estar listos para salir corriendo en cualquier ocasión, no vaya a ser que luego nos duelan los pies.

LOS ACCESORIOS NOS HACEN SENTIR INCÓMODOS

Aunque en otros lugares de España les fascine llevar una pamela, un sombrero o un lazo que recoja el cabello, en Barcelona giramos la cabeza 180 grados cuando vemos a alguien con accesorios en la cabeza. Reconocemos que quedan divinos, pero nos sentiríamos incómodos yendo con algo demasiado vistoso por la ciudad. Las corbatas y los gemelos son los grandes olvidados, el rollo casual nos gusta más, da un aspecto desenfadado y divertido que cautiva a cualquiera.

Y qué decir de las joyas, contra más discretas mejor. Aunque todos llevemos alguna que otra pulsera, no solemos exhibir grandes diamantes o infinitas perlas, preferimos llevar una bisutería sencilla y casí invisible.

SOMOS FIELES SEGUIDORES DE LAS TENDENCIAS

Aunque seamos un tanto rancios para unas cosas, las tendencias son lo nuestro. Nos atrevemos con el neón, el print animal, el metalizado, las plataformas, los pantalones campana, los abrigos de pelo (sintético, claro), el terciopelo, los cuadros Vichy y con mil locuras más.

Barcelona siempre se ha caracterizado como una ciudad cosmopolita, atrevida y urbana, aborrecemos lo clásico, no es para nosotros. Preferimos sentirnos modernos llevando algo extraño que quedar de clásicos por vestir normal, en ese aspecto no nos importa que nos miren, llevamos una tendencia y hay que lucirla.

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