Cuatro colas de seguridad exhaustivas en las que los asistentes debían mostrar el contenido de sus mochilas, bolsos y riñoneras. Así empezaba la segunda edición del Share Festival en el Poble Espanyol, un festival que pretende ser solidario y recaudar todo el dinero posible para emplearlo en acciones humanitarias. En su interior una multitud de gente se aglutinaba hacia el escenario del idílico espacio de Montjuïc esperando a que arrancasen los conciertos. Con cerveza o porro en mano, así paliaban la larga espera los asistentes, sin miedo a que alguno de los agentes de seguridad les requisara la droga. El olor a marihuana se respiraba en el ambiente, mientras que niñas y niños de 18 años gritaban, e incluso se desmayaban, esperando ver a sus ídolos tomar el escenario.
UN INICIO DE FESTIVAL FLOJO
Brodas Bros, una compañía reconocida de danza y cultura urbana, fue la encargada de animar y calentar el ambiente. A ritmo de hip hop y con unas coreografías sincronizadas y robóticas, los seis integrantes mantuvieron al público expectante y ansioso por lo que estaba por llegar.
Don Patricio fue el primero en cantar en el escenario. Con un calor extremo, que no dudó en criticar: "Me está dando un sonajero, que si tuviese una piscina aquí en medio me tiraba", el cantante canario comenzó su repertorio. Cambios bruscos de tono, idas de voz y una mala afinación, así emprendía su concierto el joven artista, hasta que sus excompañeros de Loco Playa entraron en acción para ayudarle. La reacción del público cambiaba y mejoraba por segundos. Patricio lo tenía todo premeditado y finalizar con sus dos grandes, y únicos singles, fue una buena jugada. Enchochado de Ti y Contando Lunares hicieron que el público respondiera a la perfección y corease los estribillos a su ritmo.
DIVAS EN ESTADO PURO
Tras él le tocaba el turno a Lola Índigo. Miles de espectadores se vistieron a su semejanza enfundándose en asfixiantes monos fluor, pantalones de ciclista o sudaderas ochenteras, acompañadas de cadenas de plata u oro y gafas de sol al más puro estilo felino. La ex triunfita acudió a la cita con su 'akelarre' particular, ella, y sus cuatro bailarinas brillaron en el escenario al más puro estilo Beyoncé. Mimi Doblas, que se ha convertido en una diva de España por excelencia, interpretó sin parar todas las canciones de su disco demostrando la calidad y el esfuerzo de su trabajo. Aunque su actuación empezó con más de 25 minutos de retraso, los fans no cedieron ante el calor, el agobio o los apretujones y codazos que unos a otros se iban propinando, querían ver a su Mujer Bruja, y todo lo demás les daba igual.
Después de la reunión de brujería, vino la magia y el encanto del vendaval latino. Becky G, imponente con un traje rosa que acentuaba sus curvas, unos bailarines de escándalo y un DJ propio, ofreció un show espectacular. La más internacional de los artistas que actuaron en la primera jornada del Share puso el punto de reggaeton a una noche, en la que hasta los más escépticos cantaron A Mí Me Gustan Mayores y Sin Pijama. La reggaetonera no desaprovechó ni un solo minuto y cantó a viva voz sus mejores temas. Los privilegiados influencers, que ocupaban un lugar VIP apartado del bullicio, no dudaron en inmortalizar cada una de las canciones de la cantante. Dulceida y su mujer Alba Paul, estuvieron pendientes en todo momento de cada uno de los movimientos de la de californiana, mientras bailaban y postureaban con su grupo de amigos instagramers.
TRAP Y PETARDEO, LA GUINDA DEL PASTEL
C. Tangana fue el encargado de poner el broche final a los conciertos de la primera jornada del Share Festival. Era el más esperado por el público, y no defraudó. Acompañado por su inseparable productor Alizzz, uno de los más demandados de la escena musical internacional, hizo explosionar el museo arquitectónico de la montaña barcelonesa. Comenzó fuerte con su Caballo Ganador y terminó con una versión lenta e intensa de Llorando en la Limo. Interpretó las canciones que le hicieron llegar a la fama como Mala Mujer y se puso melancólico entonando Antes de Morirme, tema que solía cantar con su exnovia Rosalía. Tangana demostró que lo suyo no es pura suerte, y calló las bocas de todos aquellos que le solían decir eso de “¿Puchito, cual es la maña, sin cantar ni afinar, pa’ que te escuche toda España”. El madrileño lo dio todo en el escenario: bailó, cantó, gritó, interaccionó con el público, y no paró de dar botes durante los 65 minutos que duró su show.
El DJ set vino de la mano del influencer multidisciplinar Luc Lorén. El youtuber, al que hemos visto entrevistando a Ada Colau, pidiendo explicaciones a los votantes de Vox y acudiendo al Parlamento Europeo, demostró que lo suyo también es la música. Con una mezcla de petardeo, reggaeton y electrónica, que supo combinar a la perfección, se ganó al público en cuestión de segundos. Con canciones como Oops!... I Did It Again, de Britney Spears o Dile de Don Omar hizo bailar a los asistentes que se hallaban derrotados tras seis horas de festival. Con un traje de lentejuelas negras y unas bailarinas que le acompañaron en sus múltiples coreografías, se coronó como el gran showman de la noche.
UNA SALIDA COMPLICADA Y PELIGROSA
La primera jornada del Share Festival clausuró de la mejor manera y con una banda sonora inmejorable, pero la seguridad y la organización dejaron mucho que desear. Los organizadores cerraron la mayoría de las salidas, haciendo que el público se crispara en pocos momentos viéndose como un rebaño que sigue un solo camino. Tan solo dejaron una o dos estrechas y angostas salidas en las que los asistentes tuvieron que esforzarse para poder salir de uno en uno del recinto. A la salida un nuevo obstáculo complicó todavía más la escapatoria: lateros paquistaníes pegándose entre ellos por vender una triste botella de agua. Sin duda en el festival también salió a relucir la viva imagen de la Barcelona más degradada e insegura.