Cuando aún están calientes las brasas del concierto de ayer de Rosalía, hoy decenas de jóvenes esperaban su turno para el segundo "show" de la cantante de "Malamente" en el Palau Sant Jordi, algunos de ellos por segundo día consecutivo y otros, tatuaje de la artista incluido, tras esperar allí desde el pasado jueves.



David tiene el número 1 de la lista para entrar en el recinto, aunque primero deberá correr hasta las puertas del Palau. Lleva tres días aquí y se levanta orgulloso la camiseta de rejilla -a petición de sus amigos que le animan a ello- para mostrar su hombro donde una Rosalía de tinta se retuerce en uno de los característicos gestos flamencos de la cantante barcelonesa.

"EL SANT JORDI SE VENÍA ABAJO"

"No es la primera vez que la veo, pero sé que no va a defraudar a nadie; va a ser lo más. De hecho, ayer, cuando cantó Milionària y la oímos desde aquí fuera, parecía que el Sant Jordi se venía abajo", dice emocionado al recordar la interpretación del único tema en catalán del "repertorio rosaliesco".

Marc, amigo de David, y que tiene el "número 2" en esa selecta lista de espera, quiere que Rosalía "lo dé todo", sobre todo, subraya, "teniendo en cuenta que estamos en su tierra, y eso es algo muy íntimo".



Mientras se retoca el maquillaje de los ojos, sentado en una silla plegable, y a pesar de llevar tres días de "guardia", sorprende que este joven afirme que el estilo de música de Rosalía no es, "para nada", el que suele escuchar, pero que "es la forma de sentir y de actuar lo que enamora".



Entre los que esperan hay algunos seguidores especialmente recalcitrantes. Por ejemplo, Gerard, que enseña a quien quiera ver la entrada del concierto de ayer sábado (una invitación, no pagó dos veces), y que hoy domingo repetirá sesión.

CANCIONES NUEVAS

"Segunda vez ahora, y además ya la vi en el Primavera Sound (2018). El concierto de ayer fue alucinante, lo viví desde la grada, pero fue muy guay porque hubo momento sorpresa, canciones nuevas que no había cantado en el Primavera y la verdad que muy bien", dice con voz excitada este joven insaciable al arte de la autora de "El mal querer".



El orden impera en las colas habilitadas frente a las vallas que dan a la explanada del Sant Jordi, donde los 150 fans que aguardaban al mediodía la apertura de puertas, la mayoría de ellos chicas en la veintena, mataban el tiempo jugando a las cartas, mirando las redes sociales en sus móviles, y cantando. No hay que decir qué.

ACERCARSE AL MÁXIMO

Berta, con una coleta al estilo de la "niña" de Sant Esteve Sesrovires, llevaba en la fila desde las nueve de la mañana y espera poder colocarse lo más próximo del escenario. "No la he visto nunca en directo, pero es verdad que llevo tiempo siguiéndola. Lo que más me gusta de ella es su libertad de expresión, su poderío de mujer y sus ganas de vivir y de crear", comenta mientras se protege del llevadero frío de diciembre barcelonés con una fina manta.

Unos metros más allá, Sagar asegura que no había querido ver los vídeos colgados en las redes con imágenes del concierto de ayer. "No me gusta saber lo que hizo, así me podré llevar más sorpresas. Pero espero que haga un concierto diferente. Es la primera vez que la veo y estoy bastante emocionado", reconoce este joven a quien Rosalía se le "escapó" en el concierto del Sónar de 2017 y de la que ahora podrá disfrutar rodeado de sus amigos.

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