Rosalía es sinónimo de triunfo. La cantante catalana llena estadios en todo el mundo y es una de las artistas de referencia a nivel internacional, pero todavía no tiene propiedades que se le conozcan, con las que invertir parte de su fortuna.
Es por eso que la joven ha estado paseándose por la zona alta de Barcelona para comprar, por fin, su propia casa. Hasta la fecha la joven vivía en casa de su madre en Sant Esteve de Sesrovires, ya que se pasa la mayor parte del tiempo actuando por todo el mundo. Según ha avanzado el portal Vanitatis, la milionària ha visto la oportunidad de invertir en la capital catalana, en la que protagonizó su debut hace pocos días, y baraja dos opciones de compra.
DOS GRANDES OPCIONES
La primera es una mansión situada en el parque de Collserola que vale la friolera de 1.450.000 euros. El inmueble, definido por la agencia inmobiliaria que lo representa como "casa de arquitecto", tiene unos 300 metros cuadrados y varias plantas comunicadas por ascensor y escaleras. También cuenta con una piscina infinita que desemboca en unas impresionantes vistas panorámicas de toda la ciudad de Barcelona.
La segunda opción está un poco más alejada de Barcelona. La propiedad, a la venta por 1.195.000 euros, tiene 633 metros cuadrados construidos dentro de una parcela de 1.750 metros. Dispone de una gran entrada, un salón-comedor de 61 metros cuadrados con salida a una terraza, biblioteca, varias terrazas y cocina office. Pero lo que más destaca, y podría enamorar a la cantante, es la habitación principal en suite con salida a una terraza.
EN FAMILIA
Rosalía habría acudido a las dos visitas en los inmuebles acompañada por su familia. Su madre y su inseparable hermana Pili, que desempeña la función de representante de la cantante, han sido las encargadas de permanecer junto a Rosalía en las decisiones sobre su compra en Barcelona. Por su parte la joven artista se ha dejado ver por la zona alta de la capital catalana ataviada con un chándal gris con capucha –con la que cubría su rostro para no ser descubierta– y unas ugly shoes de plataforma de la mítica marca Buffalo, sin duda un estilismo discordante con el barrio en el que quiere invertir.