El Ayuntamiento del Districte de Ciutat Vella, que preside Gala Pin, ha recibido numerosas críticas por el parque para perros que se ha construido en el parque de la Barceloneta, al lado del paseo Maritim. El parque, que ha costado la friolera de 300.000 euros, ni siquiera es del agrado de los propietarios de perros, sus potenciales usuarios, que creen que en su diseño y construcción han primado más las cuestiones estéticas que las prácticas.

Además, los vecinos temen que el recinto sirva para acoger personas sin techo que habitualmente duermen en el parque de la Barceloneta que rodea el recinto. De hecho, ya ahora el interior del parque para perros suele estar ocupado por personas sin hogar, que duermen en sus bancos de obra o incluso dentro de una de las tuberías que permanecen en su interior para que los animales puedan jugar.

Las quejas de los vecinos no han servido para nada, ya que desde el Ayuntamiento del distrito la propia regidora se ha encargado de dejar claro que no hay forma de modificar la obra ya que la adjudicación se hizo en su día y cambiarla ahora supondría indemnizar a la empresa que se ha encargado de llevarla a cabo. Y ha asegurado que prefieren esperar a ver cuál es el funcionamiento del recinto antes de introducir reformas en el proyecto.

TEMORES DE LOS VECINOS

Los temores de los vecinos de que el parque sea usado por las noches por las personas sin hogar que se encuentran en la zona aumenta por el hecho de que la situación del pipican, en un rincón del parque y protegido del viento por la pared de un edifico aledaño, es idónea para que sea utilizado por las personas que duermen en la calle, que también pueden sentirse más protegidos ante hipotéticas agresiones.

Resto de la presencia de un sin hogar en el interior del pipican / Hugo Fernández



Los potenciales usuarios del recinto temen que la presencia de personas durmiendo en su interior pueda deteriorar el parque y provoque que su uso original, permitir que los perros vayan sueltos y disfruten de su espacio, no acaba de confirmarse. Si el uso del recinto por parte de las personas sin hogar se convierte en algo habitual, sobre todo durante la época de buen tiempo, y dejan en su interior restos de su presencia, como ropas, restos de comida o de bebida, muchos propietarios de perros ya han confirmado que no dejarán a sus mascotas que entren en el pipican.

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