La queja, si es compartida, duele menos y pesa más. La situación en el barrio del Gòtic se está yendo de madre en los últimos años. Los vecinos hace tiempo que denuncian por activa y por pasiva el ruido incesante y las farras nocturnas sin control. Ante el “abandono de la Administración” han tomado las riendas y han organizado un taller vecinal para buscar soluciones desde la colectividad. “Somos conscientes del malestar y los problemas de sueño, nervios y de salud que este fenómeno genera”, cuentan.
Uno de los motivos principales es la “tematización del barrio como zona de ocio nocturno y la turistificación del tejido comercial y el de restauración”, tal como argumentan. El taller que ha montado la Asociación de Vecinos y Vecinas del Gòtic tendrá lugar este viernes a las 18.30 horas en el edificio Borsí de la calle Avinyó.
CRÍTICAS COMPARTIDAS CON LA SÍNDICA
La convocatoria llega justo una semana después de que se reunieran con la Síndica de Greuges, Maria Assumpció Vilà, y criticaran el turismo masivo. Los espacios que más señalan los vecinos como focos de incivismo propiciados por la actividad turística masiva son tres discotecas situadas en la calle Escudellers, la zona ubicada debajo de la calle Ferran y los entornos de la plaza Reial, partes muy afectadas por el ocio nocturno.
En el encuentro consideraron que “en cualquier otro barrio sería impensable una zona con el mismo nivel de quejas”. Sus preocupaciones se centran en la actividad turística masiva de la zona, la proliferación de actividades ilegales, ruido y pérdida de población que ha propiciado esta situación.
De hecho, en los últimos meses el barrio del Gòtic se ha visto especialmente afectado por los narcopisos, los captadores ilegales de clientes, la especulación inmobiliaria, la turistificación, los robos, las peleas y el "monocultivo" de comercios. Además, tras la macrorredada en el Raval por los narcopisos, algunos se han trasladado a este otro lado de La Rambla. Incluso, hace unos días, los vecinos denunciaron la presencia de jeringuillas en la plaza Carme Simó, justo al lado de la escuela Àngel Baixeras.