El Hivernacle del parque de la Ciutadella se cae a trozos. Declarado Bien Cultural de Interés Local, el edificio levantado por el arquitecto Josep Amargós para la Exposición Universal de 1888 está oxidado, con las paredes desconchadas, algunos cristales rotos y muy sucio. El espacio lleva casi 14 años clausurado sin que se haga el mínimo mantenimiento. Fue construido en 1884 para el cultivo y exposición de plantas tropicales.
El pasado lunes, el Hivernacle levantó la persiana durante unas pocas horas. Los servicios de Parques y Jardines entraron para regar las plantas. Algunos turistas aprovechaban la circunstancia para atravesar la puerta y echar un vistazo. Eso, antes de que los operarios municipales les explicaran que el inmueble está cerrado. Los visitantes, cámara o móvil en mano no dejaban de inmortalizar el edificio. Dicho de otra manera, las imágenes de un monumento de Barcelona degradado por la pasividad municipal viajarán por medio mundo sin que el Ayuntamiento le importe lo más mínimo. O eso, al menos, parece.
LA ÚLTIMA REFORMA, EN 2015
El edificio bajó la persiana en 2006. Antes de su cierre funcionó como restaurante. Los últimos años, el Ayuntamiento ha llevado a cabo distintas obras y se ha gastado al menos un 1,8 millones de euros. Las últimas reformas que se anunciaron fueron a finales de 2015. Tenían que durar ocho meses y finalizar en verano de 2016. Pero la reforma se paralizó porque la empresa que tenía que hacer los trabajos entró en concurso de acreedores.
En marzo de 2019, antes de las elecciones, la comisión de Urbanismo, Ecología y Movilidad aprobó retomar con urgencia los trabajos de rehabilitación, pero casi un año después no se ha hecho nada. Fuentes municipales dicen ahora que se está en fase de redacción del proyecto de restauración, aunque no facilitan una fecha concreta del inicio de los trabajos.
MÁS EDIFICIOS EN MAL ESTADO
El Hivernacle es el edificio en peor estado del parque de la Ciutadella, pero no el único. El Umbracle, el Museu Martorell y el Castell dels Tres Dragons, también patrimonio de la ciudad, llevan años cerrados al público. Así lo explicó este medio hace casi tres años en una información titulada La Ciutadella, un parque en el olvido. Ni un solo gobierno municipal ha sido capaz en la última década de recuperar estos espacios para uso ciudadano.
Los planes municipales pasan ahora por abrir la Ciutadella al mar y que sea un recinto bien conectado con los ejes de la ciudad que lo rodean. Los planes municipales plantean también que el parque sea un lugar permeable y un polo de conocimiento centrado en la ciencia, el patrimonio, las humanidades y las artes, con un papel protagonista de los citados edificios. Mientras este proyecto se cuece en los despachos municipales, los edificios de la Ciutadella siguen en el letargo.
El Castell dels Tres Dragons es una de las sedes del Museu de Ciències Naturals de Barcelona, aunque lleva años vallado y recubierto por una gran malla para evitar la caída de piedras. Hasta 2010, este edificio levantado por el arquitecto Lluís Domenech i Montaner entre 1887 y 1888, estuvo abierto al público. Ese año, una parte de la colección de zoología, con numerosos animales disecados y el esqueleto de una gran ballena, se trasladó al Fòrum y se rebautizó como Museu Blau. Desde entonces, el Castell dels Tres Dragons no ha vuelto a abrir al público y solo funciona como sede científica.
REFORMA DEL MUSEU MARTORELL
En el Museu Martorell sucede más o menos lo mismo. Es la sede de las colecciones de geología y mineralogía del Museu de Ciències Naturals. Los trabajadores del centro, vallado desde hace años, acometen tareas de mantenimiento y de investigación, la biblioteca abre para consultas profesionales, pero el museo, un edificio neoclásico de Antoni Rovira i Trias construido entre 1878 y 1882, lleva unos siete años cerrado al público y su entrada se ha convertido en refugio de personas sin techo.
Ahora, el edificio de Rovira i Trias podría ser uno de los primeros en salir del túnel. El Ayuntamiento ha convocado un concurso para redactar el proyecto de rehabilitación del equipamiento. El coste estimado será de unos 2,7 millones de euros. La reforma no solo subsanará las deficiencias estructurales –el centro se inundo hace algo más de un año–, sino que el museo se modernizará y se reorganizará. En una de las alas se ubicará la zona de documentación, mientras que la otra será la que abrirá al público y acogerá las exposiciones.
MILLONES DE PIEZAS
Aunque de puertas para fuera no lo parece, con los edificios arquitectónicamente abandonados, el interior del Castell dels Tres Dragons y del Museu Martorell albergan millones de piezas que esperan ser mostradas de nuevo al público. Probablemente, las colecciones de mineralogía y geología del Museu Martorell se acabarán trasladando al Castell dels Tres Dragons. La intención del consistorio también es reformar en breve el Castell dels Tres Dragons, según figura en el pliegue del concurso del Museu Martorell.
El Umbracle es el último de los equipamientos de la Ciutadella que lleva tiempo clausurado y sólo ha abierto en contadas ocasiones. Proyectado por Josep Fontserè y construido entre los años 1883-1887 por Josep Amargós, forma parte, junto al Hivernacle, el Castell dels Tres Dragons y el Museu Martorell, del proyecto científico y museístico integrado dentro de la ordenación global de la Ciutadella que diseñó el mismo Fontserè en 1872.
RATAS EN EL UMBRACLE
Este equipamiento, que alberga plantas de especies originarias de veinte países, también se encuentra muy deteriorado, aunque ni de lejos presenta el lamentable estado del Hivernacle. La intención del Ayuntamiento también es rehabilitarlo, aunque las fuentes municipales consultadas no han aportado ninguna información del proyecto o calendario. El pasado lunes, el Umbracle estaba abierto. Según los carteles colocados por Parques y Jardines en el interior hay ratas.