Los lavabos públicos instalados de manera permanente en el Raval se llenan estos días de jeringuillas y suciedad de todo tipo. Decenas de toxicómanos usan a diario estas instalaciones, que los vecinos evitan a toda costa. El aumento de consumidores en la calle durante la pandemia es una de las causas principales. También explica este fenómeno el desplazamiento de este colectivo al sur del Raval tras algunas operaciones policiales contra narcopisos y puntos de venta de droga en el norte del barrio.

En las cabinas fijas de la plazas de Salvador Seguí, Folch i Torres y la ubicada en la Rambla del Raval, los servicios municipales recogen una media de 30 jeringuillas diarias, según apunta la entidad Ravalnet. "Vienen a limpiar y a las dos horas ya vuelve a estar igual", lamenta Lluís González, portavoz de la entidad. La inmundicia que llena estas instalaciones recuerdan el problema tozudo de la venta y el consumo de drogas en el Raval.

LA SALA BALUARD, SATURADA

La pandemia del coronavirus ha disparado el consumo de drogas en las calles. La Sala Baluard, el centro de reducción de daños donde se supervisa el consumo de sustancias de manera segura, no puede absorber a todas las personas que se acerca, o lo hace a menor velocidad, debido a las medidas sanitarias extraordinarias contra la Covid-19.

La Agència de Salut Pública de Barcelona (ASPB), encargada de gestionar el centro, reconoce que durante la pandemia ha regulado los accesos "reduciendo el nombre de personas que pueden entrar a la vez para minimizar el riesgo de contagio". Fuentes del organismo explican que esto no ha supuesto "reducir" o "limitar" la atención a los toxicómanos, pero admiten que "es posible que en este contexto el número de persones consumidoras en el espacio público haya sido puntualmente mayor".

SUBE EL CONSUMO EN LA CALLE

Los vecinos denuncian el consumo habitual en la calle, en las esquinas, y desde pequeños campamentos improvisados con tiendas de plástico. En la plaza Salvador Seguí, los montículos y zonas de juego instalados en noviembre por el consistorio, están tomados por los toxicómanos. "Se pasan el día bebiendo, pinchándose y orinándose allí mismo", explica Iván Rivera, presidente de la Asociación de Vecinos Illa Robador-Picalquers-Roig (RPR).

Aspecto del baño público de la plaza Folch i Torres este fin de semana / RAVALNET



Esta entidad vecinal se hacía eco hace unos días de la situación del lavabo público de Salvador Seguí. "¿Es un baño o una narcosala?", se preguntaba la entidad en un vídeo publicado en las redes sociales. Rivera asegura que se han llegado a sacar hasta 40 jeringuillas de esa instalación. En la calle de Robador, sigue el líder vecinal, hay un centro de reducción de daños privado que no obliga a devolver las jeringuillas.

NIÑOS Y TOXICÓMANOS

Para González, el lavabo con una situación más límite es el que se ubica en la plaza Folch i Torres. Allí, avisa, el peligro es extremo por el uso que hacen de la instalación muchos niños. El portavoz de Ravalnet es partidario, directamente, del cierre de la cabina. El consumo de sustancias en esta plaza, entre la calle de la Reina Amàlia y la ronda de Sant Pau, también es preocupante. Los vecinos han detectado que algunas mujeres venden su cuerpo a cambio de droga.

Tuit del WC de la plaza de Folch i Torres del Raval / TWITTER RAVALNET



Tuit del WC de la plaza de Folch i Torres del Raval / TWITTER RAVALNET

Los programas de la sala Baluard atendieron en 2019 a una media de 800 personas al mes, la instalación municipal con mayor volumen en la ciudad. La ASPB admite que en los últimos meses los usuarios han caído un 20%. Algunos vecinos de la zona de Drassanes, más afectados por el consumo en la calle, piden el cierre definitivo de esta instalación. El pasado 13 de julio, 15 entidades del Raval y el Gòtic firmaron un comunicado conjunto defendiendo la labor de la sala Baluard después de que vecinos y entidades celebraran dos reuniones para tratar el conflicto en los alrededores de la misma.

REFUERZO EN LAS INTERVENCIONES

Desde la agencia de salud destacan que, desde principios de julio, los Mossos d'Esquadra y la Guardia Urbana trabajan para reducir la venda de droga en el entorno. Los profesionales del centro "refuerzan" sus intervenciones para reducir la cantidad de personas que están en la calle, ampliando el número de plazas de consumo supervisado y reforzando el trabajo de los educadores de calle durante todos los días de la semana. 

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