Las estatuas humanas de la Rambla están al borde de la desaparición. La falta de turistas por el coronavirus y la falta de ayudas por parte del Ayuntamiento de Barcelona han puesto contra las cuerdas a este colectivo.

"Ahora somos muy poquitas, tres o cuatro, según los días. Vamos simbólicamente. No hay gente", explica el presidente de la Asociación República de las Estatuas Humanas de la Rambla de Barcelona, Walter San Joaquin. Para el artista urbano, se está permitiendo la "extinción del patrimonio cultural inmaterial de las estatuas humanas de la Rambla, que llevan décadas".

DESDE 2012, EN LA ZONA DE DRASSANES

Sin visitantes, estos artistas callejeros no tienen ingresos. "Nos mantenemos con la colaboración voluntaria del público. La gente se piensa que estamos subvencionados, pero no recibimos nada", denuncia San Joaquin. Desde 2012, las estatuas humanas están en la zona de Drassanes, en la parte baja de la Rambla

Una estatua humana de la Rambla, con un cartel reivindicativo / CR



El presidente de las estatuas asegura que, por normativa, no pueden pedir dinero a los visitantes. También tienen prohibido poner un cartel solicitándolo. "Hacemos un trabajo cultural gratis para la ciudad por el que pagamos unas tasas".

Según San Joaquín, tienen que cumplir unos horarios y días de trabajo y presentar espectáculos, y si no cumplen pueden ser sancionados. "Estamos bajo un régimen laboral sancionador de total dependencia del empleador, que es el gobierno de Barcelona".

AYUDA DE LOS VECINOS 

Ahora, la falta de turistas, ha agravado notablemente la situación de las estatuas. San Joaquin dice que viven de lo que les dan algunos vecinos y asegura que algunos de ellos han tenido que dejar las habitaciones donde dormían para evitar el desahucio.

El pasado abril, las estatuas lanzaron un mensaje de socorro al Instituto de Cultura de Barcelona (ICUB). En concreto, el colectivo pidió al teniente de alcaldía, Joan Subirats, "una subvención extraordinaria" de 950 euros al mes para cada uno de los 27 artistas con licencia. Seis meses después, todavía esperan una respuesta.

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