Son las 01.00 horas de la madrugada del pasado jueves y la plaza Reial (Gòtic) reúne a un centenar de jóvenes bebiendo alcohol. Acaba de entrar en vigor el toque de queda nocturno decretado por la Generalitat, pero ninguno de los allí presentes se mueve. Tampoco les preocupa la mirada de media docena de policías de los Mossos d'Esquadra y Guardia Urbana. Diseminados en grupos por la plaza, los jóvenes, la mayoría turistas extranjeros, siguen festejando sus vacaciones en Barcelona, ajenos a las restricciones sanitarias de la Generalitat para contener la quinta ola.
Cuando pasan algunos minutos de la hora señalada, efectivos de la ARRO, un grupo de antidisturbios de los Mossos, empieza a cercar a los jóvenes y los expulsa poco a poco de la plaza, que queda vacía en pocos minutos. Pocos dan señales de querer regresar a sus hoteles, albergues o apartamentos turísticos. Alargan la fiesta lo máximo posible y se quedan hablando y riendo, copa en mano.
SIN SANCIONES PARA LOS TURISTAS
El pasado jueves, Metrópoli grabó el ambiente de los alrededores de la plaza Reial y La Rambla. La presencia policial era permanente en el corazón de la ciudad, aunque no se sancionaba a ninguno de los allí presentes por vulnerar el toque de queda nocturno. A las 02.00 horas aún había decenas de turistas paseando por la céntrica avenida. "Los españoles nos cuentan que a la policía no les importan los turistas. Somos conscientes de lo que ocurre, pero no nos da miedo de que nos pongan una multa", contaba Dereck, un joven holandés.