El Ayuntamiento de Barcelona ha abierto 411 expedientes sancionadores a terrazas en el distrito de Ciutat Vella en menos de un mes. Una de las infracciones más habituales, detectada en 118 establecimientos, es poner elementos no autorizados, como barriles junto a la fachada. Este julio, Metrópoli ya avanzó que restauradores del Gòtic se quejaban de persecución municipal y de no poder trabajar con tranquilidad.
La sanciones se han impuesto entre finales de agosto y mediados de septiembre. Del total de expedientes, según avanza betevé, 214 son por incumplimientos muy graves que puede acabar, además de la multa, en la retirada de la licencia y en una inhabilitación de un año. En otros 98 casos, las sanciones son por tener terraza sin tener el correspondiente permiso. En ocasiones, los servicios municipales requisan las mesas y las sillas.
1.173 SANCIONES EN LA CIUDAD DURANTE LA PANDEMIA
A lo largo de los meses de pandemia, el gobierno de Colau ha puesto 1.173 sanciones a bares y terrazas en el conjunto de la ciudad. En el caso de Ciutat Vella, algunos de los barrios más afectados por las inspecciones municipales son la Barceloneta, el Raval, el Gòtic y el Born. Las sanciones pueden llegar hasta los 3.000 euros si se consideran muy graves.
Philippe y Ricardine, del bar Síncopa del Gòtic / METRÓPOLI - JORDI SUBIRANA
Entre el 20 de marzo de 2020 y el 20 de julio de 2021, el consistorio multó a 181 bares y restaurantes de Ciutat Vella, detalla el balance de procedimientos sancionadores abiertos en el distrito durante la crisis sanitaria. Evidentemente, las multas se empezaron a poner tras la reapertura de los establecimientos después del confinamiento y la clausura de las actividades no esenciales de la primavera de 2020.
Del total de peticiones excepcionales para tener una terraza en Ciutat Vella durante la pandemia, en este distrito se han denegado el 59%, alrededor de 400. Según explicó este medio en verano se concedieron 278 permisos excepcionales de terrazas. Uno de los principales motivos para no dar el permiso es que Ciutat Vella tiene una orografía de calles estrechas que, en algunos casos, ha impedido conceder determinadas licencias de terrazas porque no había bastante espacio físico para ponerlas.