Han pasado ocho meses desde que Raúl Gonzales viviera en sus carnes una agresión homófoba a plena luz del día en el barrio del Raval. Hasta ahora, este joven de 25 años no se había atrevido a denunciar el suceso, pero volver a ver las caras de sus agresores en una publicación en las redes sociales hizo que se armase de valor para hacerlo.
Cuando el pasado domingo, 16 de enero, la cuenta de Instagram de la Patrulla Ciudadana de Barcelona publicó los rostros de dos supuestos ladrones que estarían actuando con violencia en Ciutat Vella, Raúl se sorprendió al recordar las caras de las personas que le habían apaleado. Con más valor y un poco más de confianza en la justicia, Gonzales decidió contar el relato a Metrópoli.
AGRESIÓN A PLENA LUZ DEL DÍA
Eran las 10 de la mañana del 5 de mayo de 2021 cuando Raúl salió de casa de su pareja para ir a la tienda de ropa en la que trabajaba. Se había quedado a dormir en la habitación de su chico en un piso compartido del Raval, como otras tantas veces.
De camino hacia el metro de Liceu, concretamente en la calle del Hospital, vio a dos individuos jóvenes que "no tendrían más de 22 o 23 años" mirándole fijamente. Siguió andando y, aunque no le dieron demasiada buena espina, pasó por delante de ellos.
"Justo cuando pasé por su lado me interpelaron", cuenta Raúl. Los individuos le dijeron "tú, mariquita, ¿tienes fuego?", a lo que el joven se rió y siguió su marcha: "Les dije que no fumaba y me eché a reír, porque me hizo gracia", explica la víctima.
"ESTO TE PASA POR COMER POLLAS"
Raúl Gonzales, ajeno a lo que iba a pasar, prosiguió su marcha hasta que notó como le cogían de la chaqueta y lo tiraban al suelo. "Me intenté proteger y fue entonces cuando el chico árabe me pegó una patada. Uno se me puso delante y otro se me puso detrás para atraparme".
Todavía desconcertado por lo que estaba ocurriendo, Raúl intentó levantarse del suelo, pero le volvieron a propinar patadas y puñetazos. "Esto te pasa por comer pollas". Esa fue la demoledora frase que escuchó el joven mientras estaba siendo apaleado.
TÉCNICA DEL MATALEÓN
"Les pedí que me dejasen en paz, que no tenía fuego. Me volví a intentar apartar y me pegaron una patada en el pecho", relata la víctima. Los dos individuos aprovecharon el mareo de su presa para practicarle la peligrosa técnica del mataleón. "Fue entonces cuando noté que me iban ahogando y me di cuenta de que quizás me querían robar", explica Gonzales. "Recuerdo que un señor de unos 70 años me intentó defender y que le pedí que no se metiera, porque iba a ser peor", añade el joven.
Tras zafarse de la chaqueta, que era el elemento que lo unía a sus agresores, Raúl pudo escapar de los opresivos brazos y se defendió empujando a uno de los individuos. "Sinceramente, me defendí. Me empecé a pegar con el chico blanco y fue cuando el moreno me pegó un puñetazo en la cara y me mareé".
EN 'SHOCK'
Como pudo, Raúl se levantó del suelo y empezó a correr hacia el metro. Comenta que los agentes de seguridad del suburbano lo tranquilizaron y le ayudaron. Minutos más tarde llegó a su casa. Cuando vio a su madre y se dio cuenta de que había sido víctima de una agresión homófoba al verse lleno de marcas, se vino abajo.
"La agresión me pilló en un momento personal muy malo. Acababa de morir un familiar y yo estaba en tratamiento psicológico, así que aquello agravó todavía más mi situación", lamenta.
SIN DENUNCIA
El joven de 25 años estuvo de baja durante dos meses a raíz de lo ocurrido. "Lo pasé fatal. Durante casi dos meses no pude dormir. Lloraba todas las noches y vivía con un miedo constante", relata a este medio.
Raúl Gonzales no quiso denunciar la agresión. "No tenía la esperanza de que se hiciese justicia a un hecho que ocurrió en un barrio como el Raval", señala el joven, que matiza que "no quería ser una víctima más".
Las secuelas físicas, que le dejaron la cara amoratada e hinchada durante semanas, no fueron el único estrago de la paliza. "Tengo un carácter muy fuerte, pero esto me ha dejado secuelas", afirma Raúl, que asegura que tiene miedo a salir solo por las noches y que le cuesta relacionarse con gente musulmana por miedo a que le hagan daño. "Vivo en el barrio de Santa Eulàlia, en L'Hospitalet, y voy con mil ojos cada vez que salgo de casa", comenta.
ACTITUD FUERTE
A pesar de que los motivos que llevaron a sus agresores a apalearle fueron puramente homófobos, Raúl no ha dejado de besar o de dar la mano a su pareja por la calle. "Gracias a esto la cabeza me dio un cambio de chip, soy lo que soy y soy lo que siento", dice el joven, aunque asume que cuando lo hace está "a la defensiva". "En la sociedad en la que vivimos, o te defiendes, o te mueres", sentencia.
Noticias relacionadas
- Buscan a los responsables de la agresión homófoba al grito de "maricón" en Barcelona
- Agresión homófoba a un joven al grito de "maricón" en Barcelona
- Agresión homófoba al dependiente de una tienda del Raval
- Denuncian una agresión homófoba en un partido de waterpolo
- Violenta agresión homófoba en manada en las fiestas del Clot
- Agresión homófoba en el macrobotellón de la UAB