Desde el 17 de enero, los únicos vehículos que durante gran parte del día pueden circular por las calles del Raval son de vecinos y trabajadores. El resto de conductores que discurren por Nou de la Rambla o avenida Drassanes, por ejemplo, serán advertidos por la Guardia Urbana. En el futuro serán sancionados. El Ayuntamiento únicamente les permite el acceso entre las 9.00 y las 14.00 y pasadas las 21.00 horas.
Esta alteración es una pequeña muestra de la revolución en movilidad que el consistorio ha empezado a desplegar en el corazón de Barcelona. Los cambios no convencen a los comerciantes y encuentran discrepancias entre los vecinos, que no entienden algunos cambios de sentido. Sí aprueban la ofensiva contra el vehículo privado, pero recelan sobre la capacidad del gobierno municipal para cumplir la restricción.
El Eix Comercial del Raval representa a 200 comercios del barrio y transmite a Metrópoli las principales quejas recogidas estas últimas semanas. La primera gira alrededor de Nou de la Rambla y su cambio de sentido. "Las calles del Raval tienen una orientación natural. Cambiarlo supone un problema", avisa Jordi Bordas, gerente de la entidad. Explica que los camiones de emergencias tendrán serios problemas de paso y pone como ejemplo las difíciles maniobras que tuvieron que hacer los bomberos para sofocar las llamas de un edificio cuyo incendio obligó al desalojo temporal de sus vecinos. "Entendemos que el Ayuntamiento no quiere coches cruzando el Raval, pero hay negocios que lo necesitan", observa. Bordas añade que el impacto de la crisis del coronavirus impide que muchos comerciantes inviertan en venta por internet, por lo que necesitan al cliente en su tienda.
CAMBIO DE SENTIDO EN NOU DE LA RAMBLA
A David Rodríguez, vecino de la calle de Lancaster, le preocupa la elevada concentración de coches que se podría dar, dice, en el cruce de estas dos calles. Nou de la Rambla, una de las avenidas con más tráfico motorizado del barrio, es una de las 15 calles que cambiarán su sentido. Será solo un tramo de la calle, entre Drassanes y La Rambla. Los coches ya no bajarán buscando el final de ramblas sino que subirán. En el tramo superior de Nou de la Rambla (entre Drassanes y Paralel) los coches seguirán bajando por lo que el tráfico se encontrará inevitablemente en este enclave. "Ahora solo hay cedas al paso, no hay ni una rotonda. ¿Qué ocurrirá entonces?", se pregunta el hombre de 39 años, hijo del Raval.
El cambio de sentido en Nou de la Rambla se aplicará a partir de mediados de febrero, pero el consistorio ya ha puesto en marcha esta alteración en los tramos de ocho calles más (Joaquín Costa, Tigre y Luna, entre otros). En esta zona norte del barrio se encuentra la calle dels Salvador, donde vive Adrià Pifarré, que celebra la voluntad municipal de "limitar el coche privado".
También aplaude esta tendencia Carmela Torró, presidenta de la Xarxa Veïnal del Raval, aunque no confía en su cumplimiento. "Ahora mismo no vemos ninguna diferencia entre las 11.00 y las 16.00 horas", opina la líder vecinal, quien lamenta que el gobierno se ha "olvidado" de calles como Hospital y su conexión en Sant Antoni Abad. "Aunque haya límite de 10 km/h si se deja un carril para coches con una separación, los conductores aún piensa que es una autopista. Somos muchos peatones y no cabemos".
El plan de movilidad incluye sumar siete tramos de carril bici que completarán la red ciclista del barrio de Ciutat Vella. En algunas calles ya existe la prioridad de la bici, aunque para Carmela el simple dibujo de una bicicleta en el pavimento no lo convierte en una realidad.
EL AYUNTAMIENTO: "SON CAMBIOS MUY PENSADOS"
Con los cambios de sentido, la dificultad para entrar y salir del barrio en coche es evidente. Los cambios de dirección expulsan al coche fuera del Raval. En el norte del barrio ya es una realidad, por ejemplo, en Tigre, entre la ronda de Sant Antoni y Lleó. También sucederá en febrero en Santa Madrona. Allí, cuando el coche gire por Arc del Teatre, deberá seguir recto sin posibilidad de ingresar en Santa Madrona y, así, penetrar con su vehículo en el Raval. El objetivo del gobierno de Ada Colau es claro: "Queremos que las calles sean para quien viene al Raval a hacer alguna cosa y evitar que se utilicen como un camino de pasada. Los cambios están muy pensados y estudiados", subrayan desde el gabinete de comunicación.
Desde Salvador, Adrià transmite la principal demanda de los vecinos: terminar con el calvario de la carga y descarga irregular, principalmente, de los proveedores de las tiendas de alimentación Awami. Los camiones obstaculizan a diario el paso de los vecinos y destrozan las fachadas. Las denuncias reiteradas no han logrado cambiarlo. "Son cambios positivos, pero si no hay controles nadie lo cumplirá como ocurre en Sant Antoni Abad. Pusieron carteles pero nadie lo controla. Se ha perdido la oportunidad de cambiar el sentido también en esta calle", lamenta Adrià, quien reclama cámaras que supervisen la aplicación de la medida.
CARGA Y DESCARGA: DE 9.00 A 14.00
En el capítulo de carga y descarga, el gobierno municipal también pisa fuerte. Recorta el horario para subministrar producto a los negocios de 09.00 a 14.00 horas. Hasta ahora podían descargar hasta las 20.00. A cambio, los operarios municipales pintarán 219 nuevas plazas para descargar. "Nos preocupa porque el cambio es inminente y te ves obligado a informar a tus distribuidores y futuros clientes", desliza Alberto, director del Hotel Onix en Nou de la Rambla, que ha echado de menos más "participación" de los comercios del barrio en la elaboración del plan de movilidad.
Una portavoz del Ayuntamiento señala que ha habido "muchísima participación de vecinos y comerciantes" y recuerda que el período actual de aplicación del veto es "pedagógico". "Hemos reforzado la información a pie de calle, a través de la cartelería, Guàrdia Urbana y redes sociales", informa. Alberto comparte la preocupación de un trabajador de la farmacia de la misma calle: la vuelta que se verán obligados a hacer los vehículos para cargar mercancía, en su caso, cajas de medicamentos y material farmacéutico. Como David, este hombre también augura un "jaleo" de coches en Drassanes.
La limitación del horario de la carga y descarga no es suficiente para Bordas porque afecta a las terrazas de Joaquín Costa. Explica que el acuerdo con el consistorio pasaba por una reducción más drástica (de 09.00 a 12.00). "Se lo han cargado por unos informes internos que nadie nos ha detallado. Con ese horario, las terrazas podían servir comidas, cerrar antes y contentar a los vecinos, pero el Ayuntamiento nos dice que el distrito no está preparado para absorber la carga y descarga de 9 a 12", se resigna.
"NO HAY QUE SER TALIBÁN"
Los cambios de movilidad (que nacen del Pla de Mobilitat de Ciutat Vella 2019-2024) también encuentran recelo en Salva Trojaola, vecino de Drassanes y presidente de la Associació de Comerciants i Veïns Nou de la Rambla i Rodalies. "El comercio necesita que llegue a la gente. Ahora no llegan la mitad de los coches de antes. Si ponemos tantas pegas a la gente al final no vendrá nadie". Según Salva también se complicará, y mucho, el acceso a los cuatro parkings de la zona. "Está bien prohibir el coche, pero no hay que ser talibanes. Somos una zona que recibimos gente. Mi hija que no vive en el barrio cuando me venga a visitar como pasará", pide Carlos Prado, otro vecino de Lancaster.
Desde el Eix Comercial, Bordas insiste en que los horarios de carga y descarga no beneficiarán a las terrazas, piezas clave, dice, en el motor económico. "Nos gustaría que el Ayuntamiento entendiera que las terrazas no son solo restauración, también son comercio porque el pequeño comercio necesita que la gente pase". Un ejemplo, dice, es la calle de la Verge del Raval, dinamizada desde la apertura de varias librerías. Pero hay opiniones dispares como la de José Manuel (calle Guàrdia) quien rechaza una peatonalización generalizada. "El miedo es que nos convirtamos en otra Joaquín Costa, una calle que era potente y que desde que hicieron plataforma única se la cargaron. Se llenó de bares y la gente se fue. Los que quedan lo pasan muy mal", cuenta.
UN RESTAURADOR: "EN 40 AÑOS HE VISTO DE TODO"
El presidente de la entidad tampoco entiende el cambio de sentido en Riera Baixa –"solo pedimos que sea peatonal–" ni que el Ayuntamiento "quiera que los camiones de la Boquería suban por Egipcíaques y Àngels. Si hay un proyecto de ciudad que se llama Protegemos Escuelas (consiste en pacificar los entornos de los centros educativos para ganar espacio al peatón) por qué hacen esto que provocará que todo el tráfico pase por delante de dos colegios y una facultad"?, se pregunta Bordas en alusión a la escuela Milà i Fontanals, el Instituto Miquel Tarradell, y el campus de Geografía e Historia de la UB.
Jesús sirve cafés desde la barra de su bar Tino desde hace cuatro décadas. Este restaurador de Nou de la Rambla de mirada sonriente es una especie de extinción en Ciutat Vella. Poco le importa el cambio de la movilidad que está en marcha. "Supongo que si hacen la calle peatonal será mejor. En 40 años he visto de todo y no me preocupa…" Lo que este gallego bonachón le inquieta es la clientela que le quita un local de una conocida cadena de restauración de cafés y desayunos. Tras perder a muchos clientes de la finca de encima del bar, ahora vacía, lamenta la competencia de esta multinacional. "Les engañan con las ofertas de bocadillos y café. Si quieres un buen bocadillo de jamón en condiciones yo te lo pongo. Además, ¡mi café es mucho mejor!", exclama sin perder la sonrisa.