Cierra otro comercio de Barcelona con décadas de historia a sus espaldas. La herboristería Agricòlia, de la calle Comtal, ha bajado la persiana definitivamente este 1 de junio. La tienda, con cuatro décadas en el mismo emplazamiento, no ha podido superar los efectos de la pandemia ni el aumento del precio de alquiler. Agricòlia no forma parte del catálogo de protección de la ciudad, pero destacaba por la bonita decoración de sus vidrieras.
MONOCULTIVO TURÍSTICO
La clausura de Agricòlia no es un caso único del barrio Gòtic ni en la calle Comtal. En declaraciones a Metrópoli, fuentes de las asociación de vecinos y comerciantes de la calle Comtal y de Barnacentre dicen que la arteria es hoy "un desastre". Tiendas centenarias y de comercio de proximidad que han cerrado, ya bien sea porque los propietarios se han jubilado o la segunda generación no ha seguido, han dado paso a un monocultivo turístico. "De las 60 tiendas de la calle Comtal, ahora hay 10 o 12 que son de llaveros, camisetas y recuerdos turísticos", subrayan.
La intención de Jesús García, titular del negocio, es la de trasladar Agricòlia a otra calle de la ciudad menos cara, ha explicado en declaraciones a betevé. Probablemente, en el local de la calle Comtal que ocupaba hasta ahora abrirá un supermercado.
LICENCIAS "SIN CONTROL"
En las entidades opinan que "se están dando sin control" este tipo de licencias y los establecimientos turísticos se están multiplicando. "Nos está quedando un centro que da pena". Barnacentre lleva tiempo denunciando la pérdida de la esencia del comercio en el Gòtic. Entre otros negocios de la calle Comtal que han bajado la persiana en los últimos años figuran la Montserratina, Can Boada, muebles La Garriga, la charcutería Fondevila, la Casa del Bacalao, la tienda de quesos Simó y la óptica Sanabre.
Según Barnacentre, en 10 años, una calle típica de Barcelona ha visto alterada su fisonomía comercial. "El barrio y la ciudad han perdido unos comercios arraigados que daban servicio. Nos desconsuela como barrio, pero es una pérdida para toda Barcelona. Y la razón es algo que hay que valorar en su conjunto", ha escrito en Twitter.
Una de las primeras personas que se preocupó por estos negocios en Barcelona fue Alberto Mejías, impulsor y fundador de la plataforma Emblemàtics Barcelona en 2004. Según Mejías, estos comercios son “un ejemplo vivo de nuestra cultura y vida, y dan personalidad a la ciudad”. Arquitecto de profesión, Mejías defiende no solo la protección de los espacios sino de los oficios. “Acumulan vivencias y el conocimiento de generaciones. Lo maravilloso de estos establecimientos no es solo lo que se ve sino lo que se respira en ellos”.
DEGOTEO DE CIERRES
El cierre de comercios, bares o restaurantes de toda la vida que desaparecen en Barcelona es muy preocupante. Hace unos días Metrópoli informaba en exclusiva del cierre de El Glop de rambla de Catalunya tras 26 años en la céntrica calle. La ciudad también ha perdido en las últimas semanas el bar Mundial, cuna de los amantes del boseo. El local estaba en el barrio de Sant Pere, Santa Caterina i la Ribera.