La calle de Comtal, en el barrio Gòtic, es ahora un paraíso guiri. A cada comercio tradicional que cierra, y ya van unos cuantos, abre una tienda de souvenirs o supers de amplio horario. La vía, que une el Portal de l'Àngel con vía Laietana, ha perdido su esencia. Antaño, la calle de Comtal era sinónimo de comercio de proximidad y arraigo. Un establecimiento que aguanta y lleva décadas de servicio a la ciudad es Raima, la papelería más grande de Europa y una de las más cuidadas y bonitas del mundo. Raima es mucho más que una papelería. Es un museo vivo de cinco plantas decorado -contando la planta baja, dedicada al material de oficina y productos de uso diario- con mobiliario reciclado de la calle, vehículos antiguos de la familia y figuras hechas de papel. La nueva joya de la corona es la terraza de la quinta planta, con servicio de bar, donde Raima organiza presentaciones y exposiciones de clientes.
LA APERTURA EN 1986
Si bien la apertura de la tienda Raima de la calle Comtal 27 data de 1986, la familia empezó en el mundo del comercio en 1979, en la misma arteria, con La Carpeta, otra papelería situada en el número 24 de la que sigue siendo la propietaria Núria Raja, alma mater de Raima. "Estuve en La Carpeta una década. La levanté y allí y aprendí el oficio. A mediados de los 80 vi que el negocio cambiaba e iba hacia la especialización. En la calle de Comtal 27 había una librería religiosa que cerró. Con mi marido, nos plantemos coger el local. Llegamos a un acuerdo y montamos una librería especializada. Pusimos marcas de escritura. Solo abrimos una planta. Teníamos también cartulinas para dar servicio de papel. Dos años después de abrir nos dimos cuenta de que era necesario tener una oferta de papel de muchos tipos para profesionales, como diseñadores gráficos y arquitectos. No había tiendas en las que se pudiera tocar el papel. La segunda planta está dedicada toda al papel. Montamos una tienda de papel cuando no había ninguna en Barcelona. Es nuestro ADN. Fue un gran éxito".
UN 600 DE COLOR ROJO EN LA ENTRADA
La entrada de la papelería está presidida por un 600 de color rojo propiedad de la familia. "Es de mi padre", explica Nil Muntané, la segunda generación de Raima y la persona que ha concebido el espacio de la quinta planta, el bar Nimura. Repartidas por todo el edificio hay también motocicletas del padre de Nil, un apasionado del motor. Son algunas de las muchas maravillas de la tienda: un vestido de bailaora hecho con papeles, las paredes y techos abovedados de obra vista, los más de 3.000 papeles de todo el mundo que se pueden encontrar, figuras de papel mache del imaginario de Tintín, sillas tapizadas con distintos tipos de papeles, mobiliario reciclado y pintado sacado de la calle y una colección de calendarios de Raima, que se inició en 1990 a través de un concurso y ahora se encarga a ilustradores.
Con dos plantas abiertas, Raima se planteó un nuevo saltó en el negocio. La conversión de todo el edificio, de principios del siglo XVI, en una gran tienda. Entre la idea inicial y la construcción de las nuevas plantas pasaron nueve años, dos de ellos en obras, pero con el establecimiento abierto en todo momento. "Estuvimos siete años esperando el permiso. Queríamos remontar dos plantas más. Estos espacios se inauguraron a finales de 2019". En la cuarta planta hay material de bellas artes manualidades, embalaje y hostelería. Y en la quinta funciona la terraza con un espacio para presentaciones y exposiciones. "La gran mayoría de muebles de esta planta son de la calle, cosas que la gente ha tirado. Los hemos pintado con pintura y papel. Damos un segunda vida a los muebles viejos. Cada planta tiene una decoración y un color diferente. Raima tiene alma. La gente que viene respira emoción y pasión", añade Núria.
LA QUINTA PLANTA, UN ESPACIO PARA COMPARTIR
Nil, su hijo, detalla que el bar Nimura es "un espacio para compartir". "Todo comenzó cuando muchos clientes que son artistas nos comentaron que no tenían un lugar donde exponer". Nil se inspiró durante un viaje a Australia para crear la planta. "Queríamos montar una sala artística sociocultural. Vi espacios similares pero fuera de las tiendas. Acogemos exposiciones de clientes. También hacemos talleres, conferencias, presentaciones y conciertos". En el bar hay un piano que pueden tocar todos los visitantes. Los lunes, además, se dan clases gratuitas. "A veces han venido a tocar pianistas profesionales que después actuaban en el Palau de la Música. Es un piano antiguo pero está muy afinado".
Tanto Núria y Nil explican que los clientes y visitantes que pasan por la tienda les muestran su admiración por lo bonita y cuidada que está. En cada planta casi siempre hay algún empleado/a sacando el polvo. Núria subraya la necesidad de cuidar las tiendas que son diferentes y que forman parte de la historia. Establecimientos como Raima no deberían cerrar nunca pero por desgracia el degoteo de clausuras de comercios con décadas no cesa. "Nosotros no cerraremos si el cliente viene. Nos debemos a él. Queremos dar el mejor servicio. Los clientes son nuestros amigos. No quiero que el cliente venga solo a comprar. Quiero que pasee. Hay gente que se viene a inspirar", precisa Nil.
EL TRISTE CIERRE DE KONEMA
Además de la tienda de la calle de Comtal, Raima mantiene La Carpeta y dispone de un comercio en la calle de Déu i Mata, junto a L'Illa. "Abrimos la tienda de Les Corts por la demanda del cliente". Núria también regentó Konema, la emblemática papelería de rambla de Catalunya. "La tuvimos durante unos 20 años. Cerró porque nos vimos afectados por el aumento de los alquileres de la Ley de Arrendamientos Urbanos. Cuando la dejamos, lloré. Teníamos siete aparadores en la esquina de Consell de Cent. Lo que nos pedían no lo podíamos pagar". Konema cerró en 2019.
En 2016, el Ayuntamiento de Barcelona puso en marcha un plan especial de protección de los comercios emblemáticos. La propuesta municipal preservó 211 establecimientos, algunos de ellos centenarios, a nivel arquitectónico y paisajísitico. Se establecieron tres categorías: E1, para Establecimientos de Gran Interés; E2, para Establecimientos de Interés, y E3, para Establecimientos de Interés Paisajístico. La realidad es que esta preservación no ha impedido que unas decenas de negocios hayan cerrado, algunos con 200 años de historia, como la camisería Xancó de la Rambla. En aquel plan no se incluyó Raima. Quizá ya es hora de enmendar ese error y que la papelería más grande de Europa sea reconocida por su ciudad y se convierta en un comercio emblemático.