Los vecinos de la calle de la Riera Alta del Raval están hartos. Este barrio de Ciutat Vella, fuertemente azotado por la pobreza, se enfrenta a todo tipo de problemas. La suciedad, la presencia de personas pinchándose heroína y la delincuencia se han convertido en el pan de cada día. Los residentes de la zona, desde hace años, se encuentran con un nuevo problema. Se trata de la presencia de una persona sin hogar que les impide descansar.
Enrique, un nombre anónimo para preservar su intimidad, tiene unos 40 años y se ve obligado a trasnochar en la calle. Según explica él mismo a Metrópoli, en el pasado era artista, pero por un cúmulo de circunstancias lo perdió todo y no le quedó más opción que malvivir en el Raval.
CALLE DE LA RIERA ALTA
Por desgracia, el caso de Enrique no es algo aislado. Ciutat Vella está lleno de personas sin hogar que acuden a parroquias, comedores sociales y albergues donde pasar la noche. Este hombre no puede ir a los albergues y, desde hace un tiempo, se ha instalado en la parte exterior de un edificio situado en la calle de la Riera Alta, donde ha montado su propio campamento para refugiarse del frío.
Enrique tiene problemas mentales, unos problemas que, desde que estalló la pandemia del coronavirus, se han agravado. Según explican las fuentes vecinales consultadas, se pone a chillar a altas horas de la noche, interfiriendo en el descanso de los residentes. Los trabajadores de la zona coinciden en que las llamadas a la Guardia Urbana por los disturbios de Enrique son algo habitual en la calle de la Riera Alta.
PROBLEMAS MENTALES
Los afectados son conscientes de que la situación de este hombre es de mucha vulnerabilidad y, por este mismo motivo, quieren que las instituciones se hagan cargo de él. Su presencia en el barrio no solo afecta a los vecinos, sino al mismo Enrique, que tiene una percepción de la realidad completamente distorsionada por sus problemas psicológicos y, el hecho de estar viviendo en la calle, agrava aún más el trastorno que padece.
"Depende del día está más agresivo. Incluso ha llegado a prender fuego a unos plásticos", dice una de las vecinas, que ha aprovechado la ocasión para remarcar que la Guardia Urbana no lo puede forzar a ir a un lugar u otro, con todas las consecuencias que eso conlleva para los vecinos. "Parece que desde la parroquia de la esquina hablan con él, pero no saben de dónde saca el dinero", lamenta la mujer.
VECINOS DEL RAVAL
Los residentes del Raval están acostumbrados a convivir con personas sin hogar entre sus calles, pero los problemas que les da Enrique se escapan de la "normalidad" a la que se han acostumbrado en el barrio. Este hombre asegura que, desde el Ayuntamiento, le están haciendo un seguimiento, algo en lo que también coinciden las fuentes vecinales consultadas por Metrópoli.
PETICIONES DE AUXILIO
La situación ha llegado a tal punto que lo han tenido que hablar en las reuniones de plataformas del barrio para buscar una solución, una solución que aún no se ha hecho efectiva: los vecinos de la Riera Alta tienen que seguir lidiando con el incivismo y los disturbios por parte de este hombre, que claramente necesita ayuda psicológica que no le ha sido brindada.
"Es un problema de adicciones y convivencia. Es el abandono de una persona enferma mental. Los vecinos estamos haciendo cientos de peticiones de auxilio y nadie nos hace caso. No queremos llegar tarde", explica una de las vecinas en sus redes sociales, que asegura que el hombre es consumidor de crack y que la situación en la que se encuentran tanto él como los 40 vecinos que viven en el bloque "es inhumana".
LA PUNTA DEL ICEBERG
Esta situación es solo la punta del iceberg de lo que supone vivir en Ciutat Vella, un distrito que se enfrenta a múltiples problemas. Una de las reivindicaciones vecinales más destacadas es que las calles estén limpias. Las imágenes de los contenedores a rebosar se han viralizado en redes sociales, igual que las fotos de personas pinchándose heroína a plena luz del día.
Hace unos meses, convocaron una manifestación para visibilizar los problemas a los que se tienen que enfrentar de manera cotidiana. "Cada día a cada hora vienen personas a robar. Hay muchas peleas y suciedad. No me siento segura en el Raval. Hay que decirles a las personas que no roben y que no tiren la basura en el suelo", decía Hifza, una de las asistentes, de 11 años, a Metrópoli.
PROBLEMAS POLICIALES
Pero los vecinos no son los únicos que tienen problemas en este distrito. La misma Guardia Urbana, encargada de proteger a los ciudadanos, sufre las consecuencias de tener que prestar servicio en Ciutat Vella. La entrada en funcionamiento de la nueva comisaría de la calle de Tàpies ha venido acompañada de actos vandálicos contra los vehículos de los agentes, que se encuentran en zonas no vigiladas. Los delincuentes aprovechan la falta de cámaras para causar daños a los vehículos públicos y privados con total impunidad.