Toda una vida en la Rambla de Barcelona: "Quedamos muy pocos y nos sentimos abandonados"
Los vecinos de esta avenida barcelonesa resisten al infierno de convivir rodeados de turistas, restaurantes e inseguridad
20 enero, 2024 23:30Cruzar las calles llenas de tiendas de souvenirs e intentar no chocarse contra una marabunta de turistas. Esta es la misión casi imposible en la que se encuentran los vecinos de la Rambla en su día a día. Considerada una de las avenidas más concurridas de Barcelona, pasean diariamente miles de extranjeros en busca de una tienda del Barça para comprar una camiseta o entrar al mercado de la Boqueria para probar la “deliciosa” fruta ya cortada en vasos de plástico. Mientras que los turistas se han adueñado de la Rambla, allí siguen viviendo casi mil vecinos que resisten al infierno de convivir rodeados de restaurantes, ruido, inseguridad y suciedad.
“La Rambla es una tomadura de pelo. Los vecinos nos sentimos abandonados”, dice Montse Farré. Vive desde hace más de 30 años en su piso, cerca del monumento a Colón. Cuando abre la puerta para salir a la calle se da cuenta de que nada va con ella, como si se tratase de una burbuja. “Llega un momento que desconectas, no te fijas en la gente porque no te interesa. Así vas creando tus defensas”, lamenta Montse.
"Siempre ha sido muy canalla”, asegura Pau Bosch, un vecino que se trasladó del Eixample atraído por la Plaza Reial. Sin embargo, critica que desde hace unos años se ha convertido en territorio comanche con el aumento de intentos de robo.
LA BOQUERIA, UN EMBLEMA EN DECADENCIA
Uno de los atractivos turísticos que tiene la Rambla es el mercado de la Boqueria. Uno de los más históricos de la capital catalana que ha sucumbido a la masificación turística. “Para comprar te tienes que ir a otras zonas, como la Barceloneta o Santa Caterina”, asegura Montse. Pocos vecinos deciden comprar en el mercado. “Yo iba cada día, ahora es lamentable. Ha sido la mayor destrucción del barrio”, afirma Pau, que recuerda que lo peor de todo es que se trata de un mercado municipal. Lo cierto es que la Rambla se queda huérfana de comercios emblemáticos. "Hay muchos locales que han desaparecido. Por suerte hemos salvado la Herboristeria del Rei", se alegra Pau.
UN HERVIDERO CULTURAL
Las Ramblas han sido el eje cultural de Barcelona. Alberga a derecha e izquierda una parte muy simbólica de la oferta. Están el Gran Teatre del Liceu, el Poliorama, el Teatre Principal y, hasta hace unos años, el Capitol. Estos teatros son lo único que tiene la Rambla que atrae a los barceloneses, según Pau. Una opinión que también comparte Montse, aunque con un poco más de desánimo: "Los vecinos pasan de largo. Es normal. ¿Quién viene a pasear? No quieres tomar un café de cuatro euros". Para ambos vecinos, los barceloneses son los primeros que han dado la espalda a la Rambla.
A pesar de ser uno de los centros neurálgicos de la cultura en Barcelona, Montse cree que "ya no es lo que era". La vecina hace referencia a la cantidad de museos sin sentido, destinados única y exclusivamente al turismo y de muy baja calidad cultural. "Yo veo a una chica vestida de Marilyn Monroe [Museu Eròtic] con un ventilador de verano debajo y es patético", denuncia.
TURISMO DE BORRACHERA
El interés de los turistas, sin embargo, es distinto. En los fines de semana, los vecinos deben convivir con el turismo de borrachera, protagonizado principalmente por despedidas de soltero. En caso de que juegue el Barça contra algún equipo europeo, Pau sabe que habrá follón. "Destrozan el espacio público. Son muchos y violentos. No sé cuál sería la solución, pero el problema es grave".
EL FUTURO DE LA RAMBLA
Estos próximos años, los vecinos de la Rambla se enfrentarán a una de las obras más importantes en esta avenida. La esperada reforma, que la hará más confortable, verde, cultural y con más espacio para el peatón, ya ha comenzado y finalizará en 2027. Para Montse y Pau es una transformación muy ambiciosa, pero celebran que por fin se haga realidad. "Espero que sirva para convertir la Rambla es un lugar para las personas, una Rambla más humana", desea Montse. Para Pau, es necesaria porque muchas de las realidades del distrito nacen en la Rambla, por lo que si se quiere modificar la ciudad, "se debe empezar por atender las necesidades del paseo".
LA RAMBLA, UN LUGAR ESPECIAL
Pero no todo es negativo. Vivir en la Rambla es especial. Para Montse, poder abrir la ventana a primera hora de la mañana y oler el mar no tiene precio. "La Rambla a primera hora es un lugar precioso", asegura la vecina. Para Pau, la vidilla que le da la plaza Reial no la encuentra en ningún otro sitio. También le gusta pasear por el Moll de la Fusta porque le "evade de la ciudad", aunque esté en el centro.
A la pregunta de si desearían cambiar de piso, ambos vecinos lo tienen claro: la Rambla, a pesar de todo, es su hogar.