Entidades de Barcelona acusan a Colau de cargarse el turismo
Denuncian la alcaldesa generan una atmósfera de “conflicto permanente y de inseguridad jurídica”
26 enero, 2017 16:16Cinco entidades barcelonesas de turismo y comercio --el Gremio de Hoteles; el Consejo de Gremios de Comercio, Servicios y Turismo; el Gremio de Restauración; Comertia y Barcelona Oberta-- han hecho público un manifiesto en el que critican las "apuestas por la radicalización" del gobierno de Ada Colau en materia de turismo.
En el escrito, alertan de que las políticas de turismo del Ayuntamiento "tenderán a consolidar una atmósfera de conflicto permanente y de inseguridad jurídica", y recuerdan que tienen el aval de una justa mayoría de los grupos políticos.
"Es muy difícil que, sobre la base de pactos tan artificiosos, pueda descansar la gestión responsable, seria e inteligente que exige un fenómeno turístico tan potente y exitoso como el que tenemos en Barcelona", consideran.
Las cinco entidades destacan que el turismo es generador de riqueza, ya que los hoteles y comercios tienen efectos dinamizadores sobre el territorio y una incidencia positiva sobre la seguridad, y concluyen que la actividad turística en la ciudad "es en sí misma positiva".
PISOS TURÍSTICOS ILEGALES
Consideran que los principales problemas que plantea el turismo en la ciudad, como la presión sobre el espacio público, no se resolverán con el Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos (Peuat). Argumentan, asimismo, que la limitación del crecimiento hotelero no frenará la llegada de visitantes, pero sí que repercutirá negativamente en la competitividad de la ciudad.
Alertan de las afectaciones en la convivencia que está produciendo la irrupción "creciente y descontrolada" de los pisos turísticos ilegales, que fomentan la economía sumergida y suponen una brecha en la seguridad, provocan un encarecimiento de los precios de la vivienda y desnaturalizan el comercio de barrio.
A su juicio, se debería permitir el crecimiento hotelero "sostenido y sostenible" en todas las zonas de la ciudad, como aseguran que hacen todas las capitales turísticas europeas.
Consideran que las reglas urbanísticas que regirán el futuro de la planta hotelera no son razonables ni adecuadas y auguran que los condicionantes de distancia entre establecimientos y otras limitaciones como la anchura de las calles harán prácticamente imposible su desarrollo y harán perder más oportunidades.