Los arquitectos del activismo
La cooperativa Lacol se ha hecho un nombre participando en proyectos como Can Batlló o las vías del AVE de Sants
18 abril, 2017 19:16Noticias relacionadas
Arquitectura como elemento de transformación social, pero desde dentro del propio movimiento urbano. Así entienden su trabajo los 14 jóvenes arquitectos que forman la cooperativa Lacol, que ya es una entidad más de Sants gracias a su implicación en proyectos de gran trascendencia para los vecinos como la rehabilitación de Can Batlló o la dinamización de la cubierta de las vías del AVE a su paso por el barrio.
“El trabajo del arquitecto es entrar en los proyectos como una parte más del engranaje y trasladar al papel las inquietudes de los ciudadanos que luego serán los que usen o gestionen el espacio”, explica a Metrópoli Abierta Arnau Andrés, uno de los fundadores de la cooperativa. Desde el primer día en el que pusieron un pie en Sants, allá por 2009, tenían claro que querían implicarse “en el entorno más inmediato de una manera totalmente activista”.
LOS PRIMEROS PASOS
Antes de constituirse en una cooperativa, cuando todavía eran estudiantes, tomaron una decisión que, quizá sin saberlo, marcaría su trayectoria profesional. “En el momento de encarar el Trabajo Final de Carrera (TFC) puedes hacerlo de una manera más dirigida, con tutorías semanales, o ir por libre. Nosotros decidimos que lo haríamos por libre, pero no solos”. Y ahí es cuando se gestaron las bases de Lacol.
Lo que al principio era un grupo de estudiantes que se reunía para hacerse compañía durante “las largas noches de entrega de proyectos” se convirtió en un tribunal informal para los TFC. “Cada uno trabajaba en su proyecto, pero nos corregíamos entre nosotros e incluso invitamos a profesores de la universidad para que nos dieran feedback, no desde la tarima, sino como colegas de profesión”.
Durante esta fase fue cuando empezaron a conocer el barrio y sus problemas urbanísticos y a distanciarse del concepto de arquitectura que habían aprendido en las aulas. Echaban en falta “ese contenido crítico y político” que diera respuesta a sus inquietudes. “Queríamos implicarnos directamente en la luchas vecinales que ya existían”. Como carta de presentación para el barrio, una noche hicieron un jardín improvisado en la calle Ciceró, que por aquel entonces estaba levantado y a la espera de una pavimentación que no llegaba. “Los vecinos alucinaron”, reconoce Andrés.
CAN BATLLÓ, SELLO LACOL
La participación en la reforma del Bloc 11 de Can Batlló, que empezó en 2011 después de que el Ayuntamiento cediera una nave del recinto industrial a la plataforma “Can Batlló és pel barri”, es un buen ejemplo de su forma de hacer las cosas. Entrar en un proyecto autogestionado con pocos recursos presentaba una reto importante. Y encontraron una solución imaginativa: integrarse en el complejo sistema de comisiones para no distorsionar su forma de funcionar, aunque eso supusiera un esfuerzo adicional.
La comisión de “diseño del espacio” se encarga de definir el plan de rehabilitación del edificio y las actuaciones prioritarias para materializarlo y se coordina con la comisión de “infraestructuras” para organizar el trabajo. Todo ejecutado con una mano de obra que combina el trabajo colectivo, voluntario y autogestionado supervisado por Lacol y el Ayuntamiento, que en momentos puntuales se encarga de realizar las actuaciones más complejas.
ESTRUCTURA HORIZONTAL
Otra característica de Lacol, y de muchas otras cooperativas (“no inventamos la rueda cada día”, explica Andrés riendo), es que tiene una estructura horizontal. “Todos tenemos voz y participamos en la toma de decisiones de forma igualitaria. Eso implica muchas discusiones y mucho debate, pero con el tiempo hemos construido un ideario compartido que sirve de paraguas para las inquietudes de todos, que son muchas y muy variadas”.
Con el tiempo hemos construido un ideario compartido que sirve de paraguas para las inquietudes de todos, que son muchas y muy variadas
En los grandes estudios la marca es el arquitecto que da nombre a la firma, mientras que en Lacol prefieren que sean sus proyectos los que hablen por ellos. “Queremos hacer proyectos que incidan en el tipo de políticas públicas de vivienda que hacen las administraciones o utilizar las reformas para introducir mecanismos que minimicen el impacto ambiental, pero siempre con metodologías más participativas para involucrar a la gente y empoderarla”.
La asamblea de los lunes es el foro elegido para debatir los nuevos proyectos “de forma colectiva”. Los ingresos que generan van a un fondo común que sirve para pagar los sueldos. “Hay tareas de gestión e investigación que no generan ingresos directamente, pero sí revierten en la empresa”. Al final, lo importante es que todo el mundo esté a gusto con su trabajo. “Tenemos una asamblea trimestral para hablar de cómo van los proyectos, de si nos sentimos realizados con lo que hacemos, no queremos hablar solo de dinero”.