Susanna Abella, una técnica de la división de aguas de Acciona, ha puesto en un aprieto a la compañía de la familia Entrecanales. La empleada forma parte de una campaña mediática de ataques contra Aigües de Barcelona (Agbar) y la defensa de la municipalización del servicio del agua. Lo hace a pesar de trabajar en Acciona, uno de los principales competidores de Agbar y que también participa como operador privado en la gestión del agua.

Abella, incluso, ha manifestado públicamente su apoyo a que este servicio pase a estar gestionado por el sector público, en sintonía con las tesis defendidas por Barcelona en Comú y la asociación Aigua és Vida. Lo hace, eso sí, en nombre de Aigua és Vida y el Moviment per l’Aigua Pública, ocultando su relación profesional con Acciona.

Pese a ser una asalariada del negocio del agua, Abella escribió una columna de opinión donde ajusta cuentas con Agbar y pide que se recupere “estos servicios básicos para nuestros pueblos”. El artículo, titulado La Estafa de Agbar, fue publicado en el semanario La Directa el pasado 24 de octubre [ver aquí].

ACCIONA, SALPICADA 

Inquiridos por la cuestión, fuentes de Acciona se han visto en la obligación de negar cualquier relación con los ataques que su empleada ha vertido contra su principal competidor en esta línea de negocio.

La empresa de la familia Entrecanales reconoce que Abella trabaja en el grupo, pero rechaza cualquier vinculación con sus opiniones y trata de desmentirla. Según ellos, desconocían su activismo en el movimiento a favor de la remunicipalización del agua en Cataluña y el Área Metropolitana de Barcelona (AMB).

TIEMPOS MEDIDOS

No obstante, los ataques de Abella, tal y como ella explica en su columna de opinión, no son casuales. Éstos llegan poco antes de que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre la legalidad de Aigües de Barcelona en el suministro del agua en el área metropolitana barcelonesa.

Según ella, este es el mejor momento para que este servicio pase a manos públicas. En la práctica, Abella forma parte de una campaña mediática contra Agbar donde, a pesar de su defensa del sector público, podría acabar beneficiando a la empresa que le paga la nómina.

TRABAJADORA Y ACTIVISTA

De hecho, en los artículos de Abella no se encuentra ninguna referencia crítica contra Acciona. Y es que, según ha podido comprobar este medio, la empleada y activista llegó a ejercer como enlace de contacto entre Acciona y el Ayuntamiento de Ulldecona (Tarragona) cuando la empresa pasó a gestionar la Estación de Depuración de Aguas Residuales (EDAR) del municipio tarraconense.

 Aunque Acciona trate de desvincularse de Abella, los documentos consultados por Metrópoli Abierta corroboran que su empleada compagina su trabajo en el sector privado del agua con su faceta como ferviente activista a favor de la municipalización del servicio.

Abella forma parte de un conjunto de organizaciones cuya actividad principal reside en promover la remunicipalización del suministro y servicio del agua, y que se financian a través de subvenciones públicas, provenientes del primer gobierno de Ada Colau, y privadas, cuyo origen es todavía desconocido. Sorprende, pues, que una empresa privada se vea implicada de forma directa o indirecta en la defensa de dichas plataformas.

Los movimientos de la trabajadora de Acciona llegan poco después de que el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) anulara este noviembre el Reglamento de Participación Ciudadana de Barcelona promovido en 2016 por el gobierno de Ada Colau. La sentencia ha supuesto un duro golpe a las intenciones de los comunes de remunicipalizar el servicio en el Área Metropolitana.

BATALLA LEGAL

Cabe recordar que Acciona ha mantenido durante años un contencioso contra Agbar por el control de Aigües Ter Llobregat (ATLL). La justicia dio la razón a la matriz de Suez, que denunció el sistema empleado por la Generalitat para adjudicar ATLL a Acciona.

Así, ATLL pasó finalmente a depender del gobierno catalán, acabando con la concesión a Acciona por decisión de un juez.

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