Josep González: “Ha llegado la hora de revisar la moratoria hotelera”
El presidente de Pimec dice que "las empresas deben tener planes alternativos para combatir el coronavirus"
11 marzo, 2020 00:00Noticias relacionadas
Josep González (Llimiana, Lleida, 1945), cerrará su longeva etapa como presidente de Pimec en 2022. Máximo responsable de la patronal de las micro, pequeñas y medianas empresas y los autónomos desde 1997, pide una mayor presencia en Madrid tras cerrar un acuerdo histórico con Foment en Cataluña. En una entrevista concedida a Metrópoli Abierta, pide el fin de la moratoria hotelera a Colau y asegura que la marca Barcelona goza de buena salud. También recomienda a las empresas que diversifiquen sus proveedores tras estallar la crisis del coronavirus. Pimec representa, directa o indirectamente, a unas 125.000 empresas y “tiene una gran incidencia en tres sectores: comercio, metalúrgico y químico”.
¿Cómo está, económicamente, Barcelona después de los disturbios que sufrió a finales de 2019?
Barcelona, hoy, es un referente mundial, una ciudad con una gran aceptación pese a la inestabilidad política y los sucesos del pasado octubre. Tal vez ha cambiado el perfil de los turistas, con un descenso de visitantes del resto de España y un aumento de ciudadanos extranjeros. En los últimos años se han producido muchos cambios en el gobierno municipal, con problemas distintos como la prohibición de construir nuevos hoteles y la explosión de los apartamentos turísticos, pero Barcelona no ha perdido el glamour.
El Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos (PEUAT) ha generado mucha inquietud en el sector hotelero.
Ha llegado la hora de revisar la moratoria hotelera. Se adoptó en su momento y no quiero entrar en valoraciones. Se habló de aplicarla durante un periodo que ya se ha duplicado o triplicado. Conviene revisar una normativa que agradecen ciudades próximas a Barcelona como L’Hospitalet.
¿En los apartamentos turísticos se han frenado prácticas ilegales?
Sí. Hacía falta poner orden porque hubo un boom de apartamentos turísticos que debía regularse, cualitativa y fiscalmente.
¿Cómo ha afectado la suspensión del Mobile a las pequeñas y medianas empresas?
Ha afectado porque tenemos un tejido de pymes que han nacido alrededor del Mobile. Son empresas del sector tecnológico que han perdido una gran oportunidad de hacer negocio. Ahora tendrán que viajar y hacer los contactos que hubieran hecho en el Mobile. Será una recuperación lenta. También han perdido la hostelería, la restauración, los taxistas, los chóferes, sectores volcados con el Mobile. Este certamen, además, daba trabajo a 14.000 personas.
El Mobile, tras la suspensión, parece generar ya un amplísimo consenso en la ciudad.
Sí. El Mobile se ha puesto en valor tras la suspensión de este año. El Ayuntamiento, la Generalitat y el Gobierno central han trabajado conjuntamente y no ha habido discusiones ni reproches.
¿Qué debería hacer el Ayuntamiento para potenciar la marca Barcelona?
Se pueden hacer muchas cosas. Barcelona, por ejemplo, tiene una red de museos potenciable para atraer más turistas. Podría haber una ley de mecenazgo para que mucha cultura familiar se exponga en los museos de la ciudad. París, por ejemplo, es conocida por la Torre Eiffel y el Louvre. Y Londres, por la Tate Modern. En el puerto, podría hacerse un zoo marítimo y levantar el Hermitage. También podríamos valorar la posibilidad de potenciar el turismo sanitario y aprovechar que Barcelona tiene unos precios más competitivos que otras grandes capitales europeas. La Agencia Europea del Medicamento fue una gran oportunidad perdida, pero fuimos más torpes, hace muchos años, al perder Walt Disney.
La sensación fue que Barcelona no trabajó bien su candidatura.
No tengo suficientes elementos de juicio para señalar posibles culpables. Son decisiones muy complejas en las que juegan muchos factores. No quiero dar palos de ciego. He trabajado en multinacionales y en los años 80 tenía un proyecto de 30.000 millones de pesetas (180 millones de euros) en inversiones para Barcelona. Fui a ver a Macià Alavedra, conseller de Economía de la Generalitat, la negociación fue un fracaso y regresé frustrado. Cataluña es muy torpe. Nos falta amplitud de miras, voluntad de servicio. Muchas cosas. Ese proyecto finalmente se aprobó en Francia.
Barcelona y Cataluña tienen un gran atractivo para las empresas extranjeras.
En Cataluña trabajamos para incentivar a grupos de inversión extranjeros, pero no trabajamos bien el día a día de los proyectos locales. Cuando un empresario quiere hacer una inversión, difícilmente encontrará incentivos. Somos una región donde las exigencias medioambientales son muy complejas y somos lentos en la tramitación de licencias. Muchas empresas se van a Aragón porque les ofrecen terrenos casi gratis. Aquí no hay voluntad política. En las inversiones para trabajadores y maquinarias, allí hay subvenciones y aquí, no. Nos falta cultura de incentivos.
¿Por qué no hay buena sintonía entre Colau y la clase empresarial?
Porque la señora Colau no tiene claro qué le interesa a los empresarios. Tenemos un tejido de empresas, pero ella tiene otras prioridades. Eso sí, poco después de ganar las elecciones municipales de 2015 nos visitó. Nosotros trabajamos muy bien con el equipo del Ayuntamiento de Barcelona, pero las ideas, preferencias y prioridades de la alcaldesa no están alineadas con el sector empresarial.
¿En Pimec tenían mejor sintonía con los alcaldes del PSC y con Xavier Trias?
Sí. Con Trias, el empresariado de Barcelona se encontraba cómodo. Ahora tenemos un problema con el sector de la restauración por el incremento de las tasas a los establecimientos con terrazas. Aprietan mucho a los restauradores. Otros gobiernos municipales tenían una visión diferente.
¿Qué prioridades tiene en los dos años y tres meses que le quedan de este mandato al frente de Pimec?
Me gustaría resolver, sobre todo, la representatividad de Pimec a nivel estatal. En Cataluña tenemos una representatividad del 50%, repartida con Foment. Lograr esta cuota fue el primer reto de este mandato. Ahora queremos que se tenga en cuenta nuestra representatividad en España. Entendemos que deberíamos estar por derecho propio en las mesas en las que se discuten los convenios y los salarios. Pimec es la única entidad fuera de la CEOE que tiene autonomía y representatividad propia en Cataluña. No hay otro caso en el resto de España. Pimec ha sido discriminada y ha recibido un trato desigual desde hace años. Nos ha ocasionado perjuicios y ahora exigimos nuestros derechos.
¿Puede confirmar que éste será este su último mandato?
Lo confirmo y lo juro.
¿Hacia dónde van las pymes en España?
Las pymes siempre tendrán futuro. Representan el 99% de las empresas de Cataluña. En Alemania y Estados Unidos, el porcentaje es muy parecido, del 98%. Sin embargo, las pymes españolas pueden mejorar. La media es de cuatro trabajadores por empresa en España, mientras que en Alemania es de siete u ocho, y en Estados Unidos sube hasta los 11 o 12. Las pymes deberían tener más dimensión. Con más dimensión tendrían más eficiencia y competitividad. Las empresas pequeñas son proveedoras de las grandes y éstas tienen la manía de pagar por los servicios recibidos a 180 días vista. Éste es un factor que imposibilita el crecimiento de las pymes. Tampoco hay una fiscalidad que incentive el crecimiento de las empresas, aunque año tras año se batan récords de exportación.
Usted ha reivindicado mejores infraestructuras y la ampliación del aeropuerto de Barcelona. El Ayuntamiento de El Prat votó en contra y en el de Barcelona hay discrepancias.
Casi todos tenemos claro que debemos aprovechar el potencial de crecimiento del aeropuerto de Barcelona. La discrepancia está en cómo hacerlo. Hace pocos días, el presidente de Aena, Maurici Lucena, dijo que apostaba por alargar la tercera vía, un camino que se debe explorar. Debemos tener en cuenta las aves y las cuestiones medioambientales de la zona, pero no es bueno tener una pista a medio rendimiento. Descartada la cuarta pista sobre el mar y la opción de potenciar Girona y Lleida, necesitamos una capacidad de adaptación, sacrificio y realismo. Yo me inclino por buscar soluciones a los problemas y potenciar la tercera pista.
¿Y el puerto?
Tenemos un puerto bien estructurado, pero los accesos, tanto las entradas como las salidas, no están a la altura de la infraestructura porque hay muchos compromisos que no se han cumplido. También deben mejorar las conexiones necesarias con el eje ferroviario del Mediterráneo para que sea una vía de continuidad hasta Francia. El Port de Barcelona tiene un gran calado para barcos con mucha profundidad, cosa que no tienen otros puertos tan o más famosos como el de Marsella o los holandeses. Barcelona tiene todos los recursos naturales, pero nos falta un eje ferroviario que conecte toda la red de puertos del Mediterráneo: Algeciras, Cartagena, Tarragona y Barcelona deberían estar mejor conectadas para que el tráfico de Asia no se sature. No es un tema político sino económico y es absurdo que no se haya solucionado. Es anormal que Barcelona y Valencia no estén conectadas por un tren de alta velocidad y el AVE llegue a Cuenca, con todos mis respetos. Los proyectos se deben decidir en función de su aportación económica y no por intereses políticos. El centralismo ha tenido malas consecuencias y ha debilitado a Barcelona y Cataluña.
¿Vamos hacia otra crisis económica?
De momento vamos hacia una desaceleración que está tocando fondo. No podemos hablar de recesión. Tenemos un crecimiento del 1,5% o el 2%, suficiente para crear ocupación. Claro que querríamos crecer un 5% o un 6%, pero estamos en una fase cambiante, con estimaciones del Fondo Monetario Internacional que han ido regulando a la baja los crecimientos previstos en España. Estamos en unos índices de crecimiento y de inflación mejores que en Europa. Estos dos indicadores opuestos son buenos en España. No soy optimista, pero tampoco pesimista.
¿El coronavirus puede añadir más incertidumbres?
Sí. Son incertidumbres que causan una sensación de fuerte preocupación y pueden crear quebraderos de cabeza. La propia infección ya es un problema porque no sabes si tu vecino te puede contaminar o no. Puede traer consecuencias económicas. El coronavirus ya ha ocasionado algunos paros y problemas en empresas. Se han dado casuísticas que se deben analizar. Algunas empresas se han quedado sin las piezas de determinados proveedores asiáticos. La lección que debemos aprender es que no se puede confiar toda la operativa en productos que lleguen de Asia. Las empresas deben tener planes alternativos para combatir el coronavirus, el Brexit, la caída de una moneda o problemas de calidad con las piezas que no se pueden solucionar inmediatamente.
¿Cómo impactará el Brexit en las empresas barcelonesas?
El Brexit no lo notaremos mucho en 2020, pero debemos estar preparados. Este año se mantienen las mismas condiciones que antes, pero las cosas se complicarán. Los sectores que más sufrirán serán la agricultura, el turismo y el mercado inmobiliario. Lo que pasa ahora no es nada respecto a lo que puede pasar. Entraremos en una fase de tira y afloja con los aranceles y las dos partes deben ser conscientes de que no pueden romper la cuerda, pero no tengo claro que esto no pase. A partir de 2021 podremos tener puntas de crisis y puntas de tranquilidad. Las empresas no pueden estar tranquilas y deben tener planes alternativos.
¿Qué relación tiene Pimec con Foment después de muchas disputas y tensiones entre ambas entidades?
Después de 12 años par aclarar situaciones que eran absolutamente lamentables, finalmente hemos llegado a un acuerdo. Hoy, las relaciones son normales y demostraremos que somos capaces de tener unidad de acción, manteniendo cada entidad su independencia. Esto no significa que a partir de ahora estemos siempre de acuerdo, porque inevitablemente nuestros socios son autónomos y pymes, mientras que los socios de Foment tienen otro perfil. Habrá posiciones discrepantes, pero esto forma parte de la riqueza de un país.