Barcelona se puso guapa con los JJOO y pasó de ser una ciudad de segunda a uno de los destinos favoritos para los europeos, norteamericanos y asiáticos. El centro y el frente marítimo se llenaron de turistas y muchos barceloneses renunciaron a sus paseos por la Rambla y la Barceloneta hasta la crisis del coronavirus. La pandemia tuvo, y tiene, un efecto letal en muchos sectores, empobrecidos y con un futuro incierto por la caída del turismo, que representaba un 12% del PIB de Barcelona y generaba un 9% del empleo de la ciudad.

En verano de 2017, Barcelona fue el escenario de muchos brotes de turismofobia, con pintadas, manifestaciones, insultos e incluso agresiones a turistas. La mayoría, reivindicados por Arran que, en muchos casos, contaron con la complicidad de sectores próximos a los comunes. Incluso una concejal de Barcelona en Comú, Gala Pin, calificó a los turistas de “plaga de langostas”. Cuatro años después, Barcelona asume que tendrá que reinventarse y replantearse su modelo turístico. Barcelona, sin turistas, es una ciudad más triste.

TURISME DE BARCELONA

Marian Muro, directora de Turisme de Barcelona, desliza en una entrevista concedida a Metrópoli Abierta que la ciudad debe apostar por un turismo “más sostenible, cultural y tecnológico” tras la pandemia. Recuerda que agencias de viajes, hoteles, guías, comercios, bares, restaurantes, transportes y proveedores se han empobrecido en el último año.

Dos personas pasean por delante de un kiosko de La Rambla, sin turistas y muy poca gente / PABLO MIRANZO



Manel Casals, director general del Gremi d’Hotels, cifra en un 95% la caída de la facturación y de clientes en 2020. Aseguraba también que entre 30.000 y 35.000 empleados estaban en ERTE y recalca que Barcelona cerró el pasado año con 204 establecimientos hoteleros en funcionamiento, 447 menos que en diciembre de 2019. Entonces estaban abiertos 651 hoteles. En 2019, en la época de máxima actividad hubo 708 establecimientos abiertos.

CAÍDA DE LAS PERNOCTACIONES

Barcelona perdió 17 millones de pernoctaciones en 2020. En 2019 se registraron 21,3 millones de pernoctaciones, por solo 4,3 millones el año pasado. En 2020, únicamente 1,8 millones de viajeros durmieron en la ciudad. De éstos, más de un millón lo hizo en enero y febrero.

Desde el inicio de la pandemia, julio de 2020 fue el mejor mes para el sector hotelero. Ese mes se registraron 234.764 pernoctaciones, por 2,1 millones que se contabilizaron en julio de 2019.

Entrada cerrada del Hotel Dalia Ramblas, en Barcelonaa / PABLO MIRANZO



EL FUTURO DEL TURISMO

“Ahora es el momento de pensar en el futuro del sector. No nos vale cualquier turista. Barcelona deberá tener muy claro a qué mercados va”, insiste Muro, partidaria de priorizar los mercados norteamericanos y del sudeste asiático.

La restauración es uno de los sectores más castigados por la caída del turismo y las actuales restricciones a la movilidad. Los bares y restaurantes del centro y de la Villa Olímpica son los más afectados. Muchos negocios, algunos históricos y emblemáticos, se encuentran en una situación límite. Otros han cerrado.

LA RESTAURACIÓN, MUY TOCADA

Roger Pallarols, director general del Gremi de Restauració, remarca que “los bares y restaurantes de Barcelona están en una situación crítica”. “Toda la restauración está tocada, pero sobre todo la más vinculada con la movilidad de las personas. Acumulamos casi un año de restricciones y el equilibrio entre ingresos y gastos es muy complicado”, añade Pallarols.

Restaurante cerrado en el centro de Barcelona / ENRIC FONTCUBERTA-EFE



El director del Gremi de Restauració lamenta que, desde marzo de 2020, el sector solo ha tenido “un mes de cierta normalidad”. Fue el periodo comprendido entre mediados de junio y mediados de julio de 2020. “Barcelona ya ha perdido el 25% de los bares y restaurantes y esta cifra se disparará si no se produce un cambio de rumbo. La mitad de la restauración de Barcelona podría cerrar por la crisis del coronavirus. Somos víctimas de una crisis económica profunda”, agrega Pallarols.

LOS CONTAGIOS

En conversación con este medio, Pallarols dice que “solo el 3,5% de los contagios se producían en bares y restaurantes según un informe del Ministerio de Sanidad”, cifra muy inferior a la propagación del coronavirus en el ámbito familiar. “El empobrecimiento de bares y restaurantes de Barcelona, hoy, es un hecho. El centro de la ciudad es desolador, pero también el resto de los barrios”, sentencia el director general del Gremi de Restauració, muy crítico con las medidas adoptadas por la Generalitat.

Otro sector muy castigado es el comercio, debilitado también por las limitaciones horarias desde el 7 de enero. Después de una temporada de otoño atípica, con descuentos anticipados, la campaña de rebajas ha estado marcada por los cierres de los fines de semana. Algunos negocios ingresaban los sábados hasta el 40% de la facturación semanal y algunos negocios acumulan mucho stock.

CIERRE DE COMERCIOS

Gabriel Jené, presidente de Barcelona Oberta (unión de ejes comerciales turísticos de la ciudad), asume el discurso de Pallarols. En una entrevista concedida a Metrópoli destaca que “el comercio de Barcelona está en estado de shock”. Jené explica que el 30% de los comercios vinculados a Barcelona Oberta había cerrado ya sus negocios.

Comercio en liquidación por desesperación / ARCHIVO



"Los comercios del centro son los más afectados. En estos establecimientos, los turistas representan el 32% de las ventas y las personas no residentes en el distrito, el 25%. En los barrios, los negocios resisten mejor, sobre todo los familiares o con pocos trabajadores", declara Jené.

LA BOQUERIA

La ausencia de turistas causa estragos en La Boqueria, el mercado más emblemático de Barcelona que en los últimos años alcanzó un gran reconocimiento internacional (en 2005 fue elegido como mejor mercado del mundo por el Congreso Internacional de Mercados que se celebró en Washington). “Que vuelvan los turistas”, gritaba Lu, un cliente habitual, un sábado por la mañana en un pasillo poco concurrido del mercado. Las cifras son elocuentes. “Antes del coronavirus, 50.000 personas visitaban diariamente la Boqueria. Ahora apenas 10.000”, comenta Òscar Ubide, gerente de la Asociación de Comerciantes de La Boqueria.

Muchas paradas, sobre todo algunas fruterías, habían enfocado su negocio para atraer a los turistas. A corto plazo, algunas podrían cerrar. El futuro es incierto y La Boqueria, antes ya de la pandemia, había iniciado una campaña para rescatar al cliente barcelonés. Salvador Capdevila, presidente de la Junta de Comerciants del mercado, lo tiene claro: “Los turistas hacen bulto y llenan el mercado, pero son los restaurantes quienes llenan las cajas”.



Un mendigo, cabizbajo, en la Gran Via de Barcelona / PABLO MIRANZO



EL METRO DESCARRILA

La ausencia de turistas también y el teletrabajo de muchos barceloneses han tenido un impacto muy negativo para Transports Municipals de Barcelona (TMB). Sobre todo, para el metro, que en 2020 ha perdido cerca de 200 millones de viajes respecto a 2019 (de 411,9 millones a 277,9 millones).

El pasado diciembre, el consejero delegado de TMB, Gerardo Lertxundi, cifraba en 179,3 millones de euros las pérdidas ocasionadas por la pandemia. Algunas estimaciones, sin embargo, aseguran que el agujero económico supera los 240 millones de euros. En 2020, TMB tenía un presupuesto de 598,2 millones de euros.

EL PICASSO, VACÍO

Sin turistas también sufren los museos de Barcelona, que en 2020 registraron caídas históricas. Difíciles de gestionar. El Museo Picasso cerró el año con una caída del 90% de visitantes y ha iniciado una campaña para rescatar al público barcelonés. Importantes también son los descensos en el Macba (80% menos de visitantes), el MNAC (75%) y el CCCB (68%). “Es una sensación muy triste y frustrante”, recalca una guía del Picasso. En 2023 se celebrará el 50 aniversario de la muerte del pintor malagueño.

Exposición en el museo Picasso, totalmente vacía / AJUNTAMENT DE BARCELONA



El futuro del turismo y otros sectores es incierto en Barcelona, que espera una lenta recuperación a partir del segundo semestre de 2021 y, sobre todo, en 2022. Muro esgrime que “Barcelona es una ciudad especial, única, muy bien posicionada como marca” para combatir el actual desánimo. Y tenía claro que el futuro pasa por “incrementar la oferta cultural” y compartir campañas de promoción con Madrid.

LA PESADILLA DEL CORONAVIRUS

Muro también reivindica que Barcelona “necesita un aeropuerto de primera división para atraer todo tipo de conectividades” y asegura que la ciudad necesita “un liderazgo del sector privado” para recuperar las buenas cifras de los últimos años. A corto plazo, Turisme de Barcelona intentará atraer al turista español y de países cercanos como Francia, Italia y Alemania. Luego llegará el momento de pensar en objetivos mayores para enterrar la pesadilla del coronavirus. ¿Turistas en Barcelona? Sí, gracias. Sin ellos, la ciudad pierde mucho.

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